El papa promete obediencia al papa

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

SOCIEDAD

«Ahora soy un peregrino que inicia ya su última etapa en esta tierra», dijo como despedida Ratzinger, que dejó el Vaticano en un helicóptero que lo llevó a Castelgandolfo

01 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Con el precinto del apartamento y la anulación del anillo y el sello papal, la sede pontificia quedó vacante ayer hasta que el cónclave elija al nuevo papa. Eran las 8 de la tarde cuando el cardenal camarlengo, Tarcisio Bertone, llevaba a cabo el ritual. Hacía tres horas que Benedicto XVI había dejado el Vaticano a bordo de un helicóptero que lo trasladó a la residencia de Castelgandolfo, donde permanecerá hasta que terminen las obras del convento Mater Ecclesiae, dentro de los muros vaticanos.

Sus últimas palabras como pontífice fueron para los miles de fieles que lo esperaban en la plaza de la Libertad de esa pequeña localidad: «Gracias por vuestra amistad y vuestro afecto. Sabéis que ya no soy pontífice, ahora soy simplemente un peregrino que inicia su última etapa en esta tierra. Pero quiero, con todo mi corazón, trabajar todavía por el bien común de la Iglesia y de la comunidad, y me siento muy apoyado por vuestra amistad. Gracias, os mando mi bendición».

A las cinco en punto, Benedicto XVI había subido al helicóptero acompañado por su secretario personal, Georg Gänswein. Atrás quedaba la ciudad de Roma, que en ese momento hacía sonar las campanas de cientos de iglesias. Era el último homenaje de los fieles a su obispo. En la plaza de San Pedro se habían dado cita miles de personas que seguían el vuelo del helicóptero por encima de la ciudad. Más de uno no pudo contener las lágrimas al decir adiós al pontífice.

Su último día como papa ha sido el de las despedidas. Por la mañana se dirigió al Colegio de Cardenales, reunido en la sala Clementina. En su discurso anunció a los purpurados que seguirá «estando cerca con la oración, especialmente durante los próximos días. Entre vosotros está el futuro papa, al que prometo mi incondicional reverencia y obediencia». Antes, el decano, Angelo Sodano, había hablado en representación de los 144 cardenales para expresar su «profundo afecto y viva gratitud por su testimonio abnegado y servicio apostólico por el bien de la Iglesia y de toda la humanidad». Benedicto XVI le contestó explicando que para él también ha sido «una alegría caminar con vosotros estos años», y añadió: «Vuestra cercanía y consejo han sido de gran ayuda, gracias. Incluso en los momentos en que algunas nubes han oscurecido el cielo hemos intentado servir y hemos dado esperanza». Apeló después a que «el Colegio Cardenalicio sea como una orquesta en la que las diferencias conduzcan a una concorde armonía».

Saludó personalmente a los cardenales, pues son muchos los que ya han llegado a Roma para participar en el cónclave. Entre ellos se encontraban los cinco españoles con derecho a voto.

Las despedidas siguieron por la tarde, incluyendo un último tuit para todos los fieles: «Gracias por vuestro amor y vuestro apoyo. Sentid siempre la alegría de poner a Cristo en el centro de vuestra vida».