23 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.
Al igual que ocurre con las orquestas, en el pujante mundo de las discotecas móviles también hay grados. No es lo mismo recurrir a una que va montada sobre un remolque que decantarse por otra que requiere de un tráiler para desplazar su escenario o por un autobús reconvertido en fiesta ambulante. Las diferencias también se dejan notar en su despliegue de luz y sonido -que en algunos casos puede alcanzar 150.000 y 30.000 vatios, respectivamente- y en otros extras, como la presencia o no de pantallas de vídeo, show láser, humo, pirotecnia y gogós. Hasta una fiesta de la espuma es capaz de ofrecer alguno de estos artilugios rodantes.