Sin embargo, favorece el hígado graso o la diabetes tipo II en quienes comen de modo más sano, según un estudio la Universidad de Salamanca
13 ago 2013 . Actualizado a las 11:28 h.El cambio de modo de vida, cada vez más sedentaria, y el deterioro de las dietas con un predominio de las grasas ha llevado de manera inequívoca al aumento de las enfermedades relacionadas con la obesidad. Una auténtica pandemia mundial encuadrada bajo el nombre de «síndrome metabólico» y que abarca problemas que van desde la diabetes tipo II hasta la hiperglucemia o al hígado graso (que puede derivar en hepatitis, cirrosis no alcohólica e incluso cáncer de hígado). Un problema de grandes dimensiones que se ha convertido en todo un reto médico universal y para el que faltaban algunas respuestas esenciales a la hora de plantear los factores que pueden influir en su aparición, especialmente el estrés
Por primera vez, un trabajo del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca publicado en la revista científica Cell Metabolism ha logrado descifrar las interconexiones entre el estrés, la obesidad, las enfermedades metabólicas y la dieta que siga cada persona. Y la conclusión ha sido tan llamativa como afirmar que el sistema nervioso y el estrés tienen un papel diferente en el desarrollo de las enfermedades metabólicas en función de cuál sea nuestra dieta habitual
En las personas que habitualmente mantienen una dieta alimentaria sana, el estrés es sin duda una causa que favorece el desarrollo de hígado graso, la diabetes tipo II o problemas como la hiperglucemia. Sin embargo, si la persona sigue habitualmente una dieta grasa, el papel de la hiperestimulación nerviosa, el estrés, es justo al contrario, ya que actúa como un factor protector que no solo impide que aparezcan estas enfermedades sino que incluso evita que el individuo desarrolle obesidad
Unas conclusiones que tienen una enorme importancia para el tratamiento de estos trastornos, ya que el estudio publicado predice que terapias dirigidas contra la rama del sistema nervioso que determina la reacción del organismo al estrés, podrían permitir tratar a pacientes con síndrome metabólico que no sean obesos. En cambio, si estas terapias se efectúan en pacientes obesos podrían tener efectos perniciosos
El firmante principal del artículo, Mauricio Menacho-Márquez, explica que hasta ahora existía un problema médico común para abordar los posibles factores de aparición, toda vez que se sabía que «junto con la dieta hay otros puntos que pueden influir en que se desarrollen estas enfermedades, como el estrés, pero era muy difícil identificarlos»
Esto se debe a que las investigaciones se llevan a cabo en la clínica entre pacientes que ya han desarrollado la enfermedad, por lo que «era muy difícil saber si era primero el huevo o la gallina», explica gráficamente el investigador para ejemplificar el problema y deducir si el estrés era una causa de la enfermedad o por el contrario era un efecto desencadenado en el paciente una vez que la sufría A todo ello hay que sumar que en el desarrollo de estas enfermedades influye también una gran diversidad de «factores ambientales», especialmente los hábitos de vida (práctica de ejercicio físico, entorno, etcétera) y también factores genéticos como la raza, el sexo o la propensión diferencial a tener este tipo de trastorno
Esa es la explicación de por qué hasta ahora los resultados presentados en distintos trabajos sobre la materia eran abiertamente contradictorios entre sí, lo que impedía a la comunidad científica llegar a conclusiones definitivas
Por este motivo, el equipo del Centro de Investigación del Cáncer que dirige Xosé Bustelo pensó en la necesidad de desarrollar el estudio a través de ratones manipulados genéticamente. «Nos dimos cuenta de que teníamos el animal modelo ideal para resolver las polémicas existentes», explicó el doctor, quien recordó que su laboratorio disponía de unos ratones modificados para el estudio de una proteína relacionada con el cáncer, la Vav3, modificación que también llevaba a que tuvieran continuamente activado el sistema nervioso relacionado con el estrés. De esta forma, se han podido llevar a cabo estudios a mucho más largo plazo de lo que hasta ahora permitía la investigación con humanos y sobre todo con mucha mayor exactitud, ya que los ratones son genéticamente homogéneos y puede así medirse con total precisión el impacto de la dieta, la edad o la aplicación de determinados tipos de fármacos