Una biblioteca exhibe las cartas de un explorador que pedía a Felipe III dinero para reclamar la isla para la Corona
19 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Documentos españoles del siglo XVII expuestos en una biblioteca australiana demuestran lo cerca que estuvo el rey Felipe III (1578-1621) de enviar una expedición para reclamar la isla de Australia para la Corona de España. La biblioteca estatal de Nueva Gales del Sur, en Sídney, exhibe los trece memoriales que el explorador Pedro Fernández de Queirós, de origen portugués, envió durante años al monarca para solicitar financiación.
«Podríamos haber sido españoles, tener su cocina y hablar su idioma», declaró a la cadena ABC Alex Byrne, rector de la biblioteca, situada en el sureste del país oceánico.
Dos nuevos documentos, adquiridos a un coleccionista privado por unos 600.000 euros, fueron mostrados al público por primera vez esta semana, junto a los once que ya poseía la institución, y permanecerán expuestos hasta febrero del 2014. «Los documentos eran altamente confidenciales, así que, cuando uno fue filtrado a los espías, la rivalidad [de otros reinos] aumentó», indicó Byrne durante el acto de inauguración.
Las misivas muestran el empecinamiento de Queirós para que la Corona española sufragara una expedición después de que el explorador se topara en el Pacífico con una tierra «de maravillosas especias, nuez moscada y canela». «Allí hay madera para construir barcos para la Armada de su majestad y gente a la que podemos cristianizar antes de que los protestantes lleguen», escribió Queirós al monarca en uno de las misivas. Previamente, en 1603 el marino partió de Perú acompañado de tres naves con la intención de encontrar Terra Australis.
Tres años más tarde, Queirós arribó a una isla bautizando su descubrimiento con el nombre de Austrialia del Espíritu Santo -combina las palabras Austral y Austria, la casa a la que pertenecía el rey- al ser el primer europeo en pisar «aquellos lejanos territorios».
Las creencias populares apuntan a que el viajero confundió la isla de Australia con otro terreno a más 2.000 kilómetros de la costa este australiana y que hoy en día pertenece al archipiélago de Vanuatu.
El portugués -por entonces las actuales Portugal y España pertenecían a la Corona española, bajo el reinado del Piadoso, como se conocía al rey- regresó a Madrid en 1607 para solicitar a la Corte Real la financiación de una nueva expedición.
El aventurero fue tomado por loco, aunque durante siete años no cejó en su empeño y continuó escribiendo memoriales a Felipe III relatando su viaje y pidiendo otra oportunidad.
«Durante esos siglos, ellos tenían menos conocimiento que cuando nosotros mandamos una nave espacial a Marte o más allá [...]. Imaginaban que habría monstruos por los mares, así que Queirós pretendía persuadir al rey para que pusiera dinero en una aventura muy peligrosa», apuntó el bibliotecario.
En los actuales libros y enciclopedias de historia se concede el descubrimiento de Australia al marino holandés Willem Janszoon. Patrick Francis Moran -arzobispo de Sídney desde 1884 a 1911- ha sido uno de los principales defensores de las teorías que apuntan a que Fernández de Queirós fue el primer europeo en llegar a Australia al asegurar que el primer asentamiento español, llamado Nueva Jerusalén, se encontraba cerca de Gladstone, en el estado de Queensland.
Muerte en Panamá
Tras años de insistencia, Felipe III accedió a financiar la expedición de Queirós, quien finalmente fue enviado a Panamá, donde falleció en 1614 antes de iniciar la expedición en busca de las tierras australes. «Podría haber sido un mundo diferente, ¿verdad?, y quién sabe hacia dónde habría ido, pero, supongo, estas son las peculiaridades de la historia», sentenció el experto bibliotecario.
«Podríamos haber sido españoles, tener su cocina y hablar su idioma»
Alex Byrne