Es doctor en ingeniería aeronáutica y catedrático de mecánica de Fluidos en la Universidad Politécnica de Madrid, así como premio Príncipe de Asturias de Investigación en 1993, Amable Liñán (León, 1934), participó ayer en una jornada sobre modelización que organizó el Consello da Cultura Galega, en la que habló sobre la combustión y sus efectos sobre el cambio climático.
-Se emiten cada año 30.000 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera. Supongo que no será sostenible.
-El ser humano, hasta la revolución industrial, usaba fundamentalmente la combustión de leña para calentarse, iluminar y cocinar. Por aquel entonces había un equilibrio y la leña se regeneraba en un tiempo relativamente corto. Cuando se empezó a usar carbón y gas natural el sistema cambió porque esos hidrocarburos que se habían producido en cientos de millones de años se queman en tiempos cortísimos y no se puede regenerar.
-¿Por qué no cambian las cosas si sabemos las consecuencias de ese modelo?
-Dice que todos lo sabemos, pero por ejemplo los republicanos estadounidenses dicen que el cambio climático es una invención. Es verdad que sufrimos más episodios transitorios, como las lluvias, y la causa es esa subida desmesurada del consumo. Todo nuestro desarrollo proviene de la energía y el 80 % de la energía viene de los combustibles fósiles. Quedan tantas reservas como las que hemos gastado, pero a este ritmo las consumiremos en 30 ó 40 años.
-¿Y después?
-Después habrá una catástrofe que nadie aceptará como culpa suya. Está clarísimo cuál es el problema, pero la solución no es fácil y pasa por cambiar el modo de vida, usar transporte público, aislar las casas... El 80 % de la energía es de combustibles fósiles, el 14 % de energías renovables y biocombustibles y el 6 % es de la energía nuclear, hidráulica y la solar en cantidades pequeñas, porque es costoso producir las células de silicio.
-Es una paradoja que la energía limpia contamine.
-Obviamente la energía solar es fundamental desarrollarla, porque es como llevar directamente la energía a la tierra. Lo que ocurre es que el cambio climático ha disminuido un 20 % la masa de hielo ártico y hay zonas en las que no se refleja la luz del sol. Ahora el 80 % de la luz se absorbe. Es como poner una manta sobre la Tierra y para mantener el equilibrio debe aumentar la temperatura.