Una boda reúne en O Carballiño a familias gitanas de toda Galicia

xosé manoel rodríguez OURENSE / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Edelmiro Manzano, el patriarca de A Pena, casó a su hija menor, que el lunes retomará sus estudios en el instituto

07 mar 2014 . Actualizado a las 20:45 h.

Los gitanos de O Carballiño están de celebración. Desde ayer se festeja la boda de la hija de Edelmiro Manzano, el patriarca del poblado de A Pena, y en el asentamiento de Santián (Maside) se darán cita los gitanos de los poblados de la zona -A Pena, Fonteboa y Santián- y familiares procedentes de toda Galicia, Asturias y Valladolid. La cifra es lo de menos, se habla de que pasarán más de 600 personas, y lo importante es compartir el acontecimiento: «No sé cuántos vendrán, tenemos familia por todos los lados. Hay sitio para todos. Aquí hacemos la fiesta -un galpón de bloques y uralita- y ahí está la casa, y las otras, para los que quieran dormir o descansar».

De la boda a las aulas

Leticia es la hija menor de Edelmiro Manzano y Angélica Navarre, y su marido, Fabián Gabarre, es vecino de uno de los poblados de Maside. Él tiene 17 años y ella 15. El patriarca se hace un lío con los años y las cifras: «Hijos tengo 9, todos casados. La que se me casa hoy es la pequeña. Nietos también tengo. ¿Cuántos? -piensa dos segundos y se ríe- ¡Yo que sé, muchos!». La novia cambiará el lunes el vestido largo por los libros: «La niña no llega a los 16. Ahora tenemos tres días de boda, y el lunes tiene que volver al colegio. Si no es así podemos tener problemas». No está más nervioso de lo habitual cuando espera la prueba del pañuelo: «Sé que todo va a ir bien. Si no fuera así mi hija no habría querido casarse, se marcharía con él como hacen los gitanos cuando ya ha habido algo entre los novios». Llegan las mujeres, Leticia y Fabián viene en brazos, y todos alzan a los novios para bailar. El patriarca estaba en lo cierto; almendras y flores para los novios. Y música y baile.

La tragedia de Lugo no se olvida: «No pueden venir. Es la ley gitana. Si aparece aquí alguno de la familia de él los tenemos que echar a palos. De Pontevedra, la otra rama, no vienen porque están de luto».