El hielo se ha reducido abruptamente durante las últimas cuatro décadas y su cubierta está adelgazando
21 abr 2014 . Actualizado a las 23:11 h.Un estudio de la NASA, en colaboración con el Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve (NSIDC), ha revelado que la temporada de deshielo en el Ártico está aumentando en varios días cada década, lo que podría provocar que, en este siglo, el océano Ártico se deshiele por completo durante la época del verano.
Un inicio más temprano de la época de deshielo está permitiendo al Ártico absorber más cantidad de radiación solar, lo que provoca que se derritan hasta 1,20 metros más del espesor de la capa de hielo. En promedio, la temporada de deshielo se ha extendido en 5 días por década desde 1979 hasta 2013, aunque en algunas áreas, como los mares de Beaufort y Chukchi, ha aumentado entre 6 y 11 días.
«La prolongación de la temporada de deshielo está permitiendo que se almacene más energía del Sol en el océano y que aumente el deshielo durante el verano, debilitando de este modo la capa de hielo marítima», ha explicado Julienne Stroeve, científica del NSIDC y una de las autoras principales del nuevo estudio.
El hielo del mar en el Ártico se ha reducido abruptamente durante las últimas cuatro décadas y su cubierta está adelgazando, lo que hace pensar a los científicos que en este siglo, durante el verano, podría haber un océano Ártico sin hielo.
Los resultados de la investigación han demostrado que la temporada de deshielo se está adelantando en la primavera, mientras que se atrasa la llegada del invierno, aunque el fenómeno que más prolonga el deshielo es el inicio tardío de la temporada de congelamiento.
Aunque las variaciones en el inicio del deshielo son más pequeñas, el ritmo de comienzo de esta temporada tiene una influencia mayor, porque este es el momento en que el océano absorbe más cantidad de radiación solar, pues coincide con la época en que el Sol está más alto y brilla más.
El método
Para estudiar el inicio de la evolución del deshielo marítimo y las fechas de congelamiento desde 1979 hasta la actualidad, el equipo de investigación ha utilizado datos de los sensores de microondas pasivos, así como del Generador de Imágenes y Sensor Especial de Microondas y del sensor SSMIS, colocados a bordo de la nave espacial del Programa de Satélites Meteorológicos de Defensa.
Estos instrumentos han sido útiles porque cuando el hielo y la nieve comienzan a derretirse, la presencia de agua provoca picos en la radiación de microondas que emiten los copos de nieve y esto es lo que pueden detectar los sensores.
Según los registros satelitales, en los últimos siete años se han producido las siete extensiones de hielo marítimo más bajas de septiembre.
Para medir los cambios en la cantidad de energía solar absorbida por el hielo y el océano, los investigadores estudiaron la evolución de las temperaturas en la superficie del mar y los datos del albedo, es decir, el porcentaje de radiación que una superficie refleja respecto al que absorbe, desde el mes de mayo hasta octubre.
El incremento en la temperatura de la superficie del mar, combinado con una atmósfera más cálida por el cambio climático, explica que la temporada de hielo y frío comience más tarde.
«Si las temperaturas del aire y del océano son similares, el océano no va a pasar su calor a la atmósfera tan rápido como si hubiese diferencias mayores entre ellos», ha explicado Linette Boisvert, coautora del estudio y especialista en procesos criosféricos.