Estaba ingresada en Liberia y era atendida por un enfermero voluntario
09 ago 2014 . Actualizado a las 21:00 h.La hermana Chantal Pascaline, compañera del sacerdote Miguel Pajares, ha fallecido esta madrugada en Liberia a causa del virus del ébola, ha informado hoy la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD). Pascaline, de nacionalidad congoleña, estaba ingresada en el hospital San José de Monrovia (Liberia) y ha muerto a pesar de los cuidados que estaba recibiendo por parte del enfermero voluntario camerunés William Ekeurm. Había pedido ser trasladada a España para ser tratada.
Este voluntario también atiende al hermano ghanés Georges Combey, afectado del virus y cuyo estado de salud es «muy preocupante», así como a la religiosa guineana Paciencia Melgar y al administrador del centro Eugene Osei-Wusu.
En el comunicado informando del fallecimiento de la religiosa, la OHSJD indica que está preparando un equipo de profesionales sanitarios para enviar lo antes posible a la zona dentro de la campaña «Paremos el Ébola en África del Oeste».
El hermano Pajares fue repatriado el pasado jueves a España junto con la monja guineana de origen español Juliana Bonoha y ambos están ingresado en el Hospital Carlos III de Madrid completamente aislados, asistidos y controlados por dos médicos internistas e intensivistas, cuatro enfermeras y cuatro auxiliares por turno.
Los religiosos con ébola que se quedaron en Liberia tras la salida en la madrugada del jueves del sacerdote español y de la hermana con pasaporte español Juliana Bonoha aseguraron haber perdido la esperanza tras varios días pidiendo que también se les sacara del país a ellos y dijeron estar «esperando la muerte». «Estamos esperando la muerte», aseguró a Europa Press la hermana Catherine, una de las religiosas que, junto a las Misioneras de la Inmaculada Concepción Chantal y Paciencia, permanecían aisladas en Monrovia.
Los religiosos reclamaron ser trasladados a España al igual que sus hermanos: «Llevamos cuatro o cinco días pidiendo y pidiendo y pidiendo pero no habido forma», remarcó. Según explicó la religiosa, los que aún permanecían asilados en el convento contiguo al hospital, ella, las hermanas Chantal y Paciencia y un hermano de San Juan de Dios, se encontraban «mal». «Si no hay medicamento para esto -señalaba Catherine-, ¿recuperarnos? Estamos esperando la muerte. Los síntomas debilitan mucho».