Una carta de protesta no envió antes de conocerse el segundo contagio
15 oct 2014 . Actualizado a las 13:06 h.Las enfermeras del Hospital Presbiteriano de Texas han denunciado en una carta el caos que se produjo en el centro durante el ingreso de Thomas Eric Duncan, el liberiano que fue el primer caso de ébola en Estados Unidos y que ha fallecido víctima del virus, y la falta de preparación y protección del personal para atender la situación.
Su denuncia se produjo este martes, horas antes de que las autoridades de Texas informaran de que un segundo trabajador sanitario del centro ha contraído el ébola tras tratar a Duncan. El domingo, se había informado de que una enfermera, Nina Pham, se había contagiado del mortífero virus.
Miedo a perder su trabajo
La misiva fue leída por Deborah Burger, copresidenta de National Nurses United, el sindicato de enfermería de Estados Unidos, si bien el personal del Hospital Presbiteriano no está sindicado. Según la directora ejecutiva del sindicato, Rose Ann De Moro, las enfermeras tenían miedo de perder su empleo si revelaban sus nombres.
En la carta, recogida por Los Angeles Times, las enfermeras relatan que el 28 de septiembre, cuando Duncan llegó al hospital días después de que le hubieran mandado a casa pese a sus dolores abdominales, fiebre y dolor de cabeza, «estuvo durante varias horas, no en aislamiento» sino en una zona «donde había hasta otros siete pacientes».
«A continuación, la enfermera supervisora llegó y pidió que fuera trasladado a una unidad de aislamiento, si bien se enfrentó a la férrea resistencia de otras autoridades del hospital», explican las enfermeras.
Las muestras tomadas a Duncan fueron enviadas mediante el sistema usual del centro, «sin estar específicamente selladas y entregadas en mano». «El resultado es que todo el sistema de tuberías se vio potencialmente contaminado», precisan.
Sin protocolo de actuación
Asimismo, en su comunicado, denuncian que el hospital no contaba con reglas claras sobre cómo tratar a pacientes con ébola, pese a que desde hacía meses los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Atlanta habían alertado sobre la posibilidad de que se produjeran casos de ébola en Estados Unidos.
«No había preparación de antemano sobre qué hacer con el paciente. No había protocolo. No había sistema. Se pidió a las enfermeras que llamaran al departamento de enfermedades infecciosas» si tenían dudas, pero ese departamento tampoco tenía respuestas, lamentan.
Así que las enfermeras tuvieron que improvisar cómo gestionar las «copiosas cantidades» de fluidos corporales altamente contagiosos de Duncan vestidas con guantes que no estaban sellados en las muñecas, con batas ligeras que no cubrían sus cuellos y sin calzas quirúrgicas, subrayan.
«Los responsables del hospital permitieron que enfermeras que interactuaron con Duncan continuaran luego con sus tareas habituales de atender a pacientes», exponiendo potencialmente a otras personas la virus, advierten.
Defensa del hospital
Desde la dirección del hospital aseguran seguir todas las directrices de los CDC y estar preparados para el ébola. «La seguridad de los pacientes y los empleados es nuestra mayor prioridad y nos tomamos su cumplimiento muy en serio», ha señalado el centro en un comunicado.
«Tenemos numerosas medidas en vigor para aportar un entorno de trabajo seguro, incluido entrenamiento anual obligatorio y una línea de atención las 24 horas del día los siete días de la semana y otros mecanismos que permiten informar de forma anónima», ha añadido el centro. «Seguiremos revisando y respondiendo a cualquier preocupación planteada por nuestras enfermeras y empleados», ha asegurado.