El científico gallego reflexiona sobre el fenómeno global en su último libro
28 ene 2016 . Actualizado a las 12:06 h.Manuel Mandianes (Loureses, 1942) es uno de los etnógrafos y antropólogos gallegos más conocidos. Contra todo pronóstico, este científico del CSIC ha volcado su talento en estudiar el fenómeno global por excelencia: el fútbol. El resultado es un interesante libro editado por Sotelo Blanco, El fútbol no es así, del que hablamos con su autor.
-¿Cómo le dio por sumergirse en el fútbol?
-A mi me encanta observar a la gente en la calle, en las estaciones, en los aeropuertos y un día me di cuenta de que el fútbol está presente en todas partes. Así que me propuse estudiarlo a fondo.
-Hay pocas cosas más universales que el fútbol.
-Pocas no, ninguna. Es el tema más globalizado de todos los temas; es de lo que habla todo el mundo. Imagínese la cantidad de horas que pasamos viendo fútbol en televisión, leyendo en los periódicos o escuchando en la radio. De ahí que los periodistas deportivos, los de las grandes cadenas, sean auténticas estrellas.
-Tanto tiempo dedicado al fútbol no habla muy bien de nuestra sociedad.
-Depende de como se mire. Habla mal si se excluyen otros temas. Decía Malraux que quienes miran a la vida con indiferencia, cuando encuentran una motivación se zambullen en ella con los ojos cerrados. Y eso es lo que pasa con muchos. Pero le diré que yo conozco personas que no leían nada, les acerqué a la prensa deportiva y hoy leen lo que les cae en las manos. En mi libro yo distingo entre amantes del fútbol, estudiosos y fans. Estos últimos son peligrosos, igual que los fanáticos de la religión o de la política.
-Esos que empezaron por la prensa deportiva no leerán a Malraux.
-Bueno, tal vez a Malraux no, pero sí a Cela o a Vargas Llosa. Pero fíjese en una cosa, el fútbol es un fenómeno reciente en términos históricos, que no ha tenido tiempo a crearse un lenguaje propio y tuvo que ir adquiriéndolo de otros ámbitos. Y sin embargo ahora los curas, los políticos, los filósofos, utilizan términos futbolísticos, porque es el vehículo más apropiado para llegar a las masas.
-Le he leído por ahí decir que los futbolistas son los nuevos filósofos, aunque cuando se les oye hablar... Vaya por Dios.
-Sí, sí. Es una contradicción. Es que el nivel cultural de las masas futboleras es tan pobre que se conforman con esas declaraciones tan simples. Digo que son los filósofos de nuestro tiempo porque lo que dicen es lo más escuchado, lo más leído. Esto muestra una sociedad pobre de pensamiento. Los fanáticos son gente con pocas ideas en la cabeza y que sin el fútbol sufrirían una especie de vacío existencial.
-Entonces el fútbol es el opio del pueblo.
-Si usamos el método de pensamiento de Marx, sí, podríamos decir que el fútbol es el opio del pueblo, lo que fue la religión porque es manipulado de forma torticera por hombres de negocios y políticos, sobre todo nacionalistas.
-Los intelectuales siempre han mirado al fútbol por encima del hombro.
-Entre la inteligencia siempre fue considerado como la distracción de quienes no tienen distracciones. Pero esa mentalidad está cambiando. Hay que decir que Heidegger era una gran aficionado. No tenía televisión y la única vez que le pedía a su vecino que se la dejara ver era porque había partido. Cuentan que una vez coincidió con Beckenbauer en un tren y cuando el futbolista le pidió que hablaran de filosofía, Heidegger le dijo que no, que mejor hablar de fútbol.
-En el campo mostramos lo peor de nosotros mismos.
-Lo que ocurre en el campo no es un azar, es el reflejo de la sociedad. Hay filósofos que creen que el hombre auténtico es el que se manifiesta en un campo de fútbol. La grada nos iguala a todos.
-¿Sabe lo que es un fuera de juego?
-Más o menos, aunque no me pida que se lo explique.
-¿Y una rabona?
-No, eso no.