
Los indicios del noveno astro acelerarán la búsqueda y no se descarta que haya más sorpresas
31 ene 2016 . Actualizado a las 11:22 h.La primera evidencia de la existencia de Neptuno no fue por observación directa. Su presencia fue delatada por Urano. O más bien por la extraña perturbación que se había observado en su órbita, que no era exactamente elíptica, como cabía esperar, lo que desconcertó a los astrónomos de la época. Solo cabía una explicación: que existiera otro planeta, más lejano, que alterase su trayectoria. Es lo que propusieron, mediante cálculos matemáticos, el francés Urbain Leverrier y el inglés John Couch Adams. Y así fue como luego se encontró en 1846. Algo parecido es lo que le ocurre al supuesto Planeta Nueve del sistema solar. Ningún telescopio lo ha detectado, pero la órbita excéntrica de seis objetos transneptunianos, lo que significa que la diferencia entre su máxima y mínima distancia con respecto al Sol es increíblemente grande, es más que una simple sospecha de la existencia de un nuevo astro con una masa de diez veces la Tierra, situado a una enorme distancia del Sol y también con una órbita excéntrica. El perihelio de estos astros, su máxima aproximación al Sol, coincide en una misma región del espacio, según el modelo matemático y la posterior simulación por ordenador realizada por los astrónomos Mike Brown y Konstantin Batygin. Otro indicio de su existencia.
Pero quizás no sea el único en completar la lista final del sistema solar. «Puede haber quizás 4 ó 5 más», explica Carlos de la Fuente Marcos, astrofísico de la Universidad Complutense de Madrid que, junto a su hermano Raúl y otros colegas de la Universidad de Cambridge, publicaron el pasado año un estudio que así lo demuestra. «Los Etnos u objetos transneptunianos extremos son la pista que delata que hay algo ahí afuera que no hemos sido capaces de ver todavía, pero cuyos efectos distorsionan sus órbitas. Nosotros estamos convencidos de que los datos disponibles solo pueden ser explicados por la presencia de uno o más planetas situados más allá de Plutón», apunta Marcos. Es algo que también cree posible José Ángel Docobo, director del Observatorio de Astronomía de la Universidade de Santiago. «Es una posibilidad, porque es la zona más desconocida del sistema solar por su distancia y oscuridad», indica.
¿Si se cree que existen más allá de Plutón, por qué es tan complicado observarlos de forma directa?
Sobre todo por su enorme distancia con respecto al Sol, por lo que la luz que reciben es muy escasa y apenas la reflejan. Si no brillan, pasan inadvertidos. Solo se podrían detectar con telescopios relativamente grandes, que ahora dirigen su mirada más allá del sistema solar porque hasta hace poco no se había planteado la posibilidad real de encontrar nuevos planetas dentro de él. «Más allá de Plutón hay un mundo helado y muy oscuro», constata Docobo.
¿Cómo no se han visto, si se han observado planetas más allá del sistema solar?
«La geometría de los sistemas planetarios extrasolares conocidos es muy favorable, porque están mayormente de canto o de frente y la inmensa mayoría contienen objetos que son mucho más brillantes que los propuestos para el sistema solar», responde Carlos de la Fuente Marcos. En las detecciones directas lo que se hace es apuntar a una estrella brillante con un telescopio grande o muy grande y cuando hay planetas delante salen en la imagen. «Desafortunadamente -señala el astrofísico- el caso de los planetas transplutonianos es análogo al de buscar una aguja en un pajar. Hay tantas fuentes luminosas puntuales, como estrellas de fondo, que son tan brillantes como los planetas que se están buscando que si no se tiene un idea muy concreta de dónde buscar lo normal es no encontrar nada. En este sentido, el trabajo de Batygin y Brown proporcionan la primera pista de donde habría que buscar».
¿En qué zona habría que buscar para encontrar el noveno planeta?
Ese es el problema, que su localización no se ha podido precisar porque su órbita es muy excéntrica y la zona de rastreo amplísima. O, lo que es lo mismo, se ha establecido su trayectoria, pero no se tiene ni idea en qué punto de ese inmenso camino podría hallarse. Para hacerse una idea, en su máximo acercamiento al Sol se encontraría a 200 unidades astronómicas (cada una equivale a la distancia media de la Tierra al Sol, de 150 millones de kilómetros) y en su punto más alejado se situaría a una distancia de entre 600 y 1.200. A ello hay que añadir que se mueve muy lentamente con respecto a las estrellas de fondo. «Sería necesario hacer antes cálculos y simulaciones más precisas para acotar la zona de búsqueda», apunta Docobo.
¿Qué telescopios se necesitarían para detectarlo?
Se necesitaría al menos un telescopio relativamente grande, de 5 a 10 metros de diámetro. Pero tanto estos como los grandes se reservan actualmente para estudiar supernovas y galaxias. La evidencia aportada por Batygin y Brown podría hacer cambiar esta estrategia y diseñar una búsqueda específica para detectar el noveno planeta. «Habría que volver los ojos a nuestro sistema solar, aunque sea de forma excepcional. La posibilidad de encontrar un nuevo planeta debería ser algo prioritario», señala Docobo.
¿Cuándo podría encontrarse, si existe?
«Si los astrónomos se entusiasman con la idea, quizás podríamos ver el Planeta Nueve en un par de años», explica Adriana Ocampo, responsable del programa New Horizons de la NASA. De la Fuente Marcos reduce incluso el plazo: «Si Batgygin y Brown están en lo cierto, puede que tengamos un nuevo planeta en menos de doce meses, pero puede que estén equivocados y hayan pasado por alto algún detalle importante». Todo dependerá, en cualquier caso, de la intensidad de la búsqueda.
¿Qué haría falta para confirmarlo como tal?
No bastaría con una observación directa. Harían falta, según la NASA, al menos tres observaciones de telescopios distintos. «Una sola observación aislada no prueba nada. Para poder calcular una órbita se necesitan al menos tres observaciones, bien separadas en el tiempo», corrobora el astrofísico de la Universidad Complutense de Madrid.
¿Y si existiera otra explicación en vez de un noveno planeta?
Es posible. Los cálculos de Brown y Batygin se hicieron a partir del estudio de la perturbación de la órbita de seis objetos transneptunianos, pero si se encuentran otros que no encajan en la simulación, su hipótesis se refutaría.