Los astronómos han comprobado que orbitan cerca de la «zona habitable» de una estrella enana ultra fría, por lo que se trata de los primeros planetas que se han descubierto alrededor de una estrella tan pequeña y tenue
02 may 2016 . Actualizado a las 17:28 h.Un equipo internacional de astrónomos compuesto por astrofísicos de la Universidad de California (UC) San Diego, en Estados Unidos, ha descubierto tres planetas del tamaño de la Tierra que orbitan cerca de la «zona habitable» de una estrella enana ultra fría, por lo que se trata de los primeros planetas que se han descubierto alrededor de una estrella tan pequeña y tenue.
Los planetas, de los que se informa en un artículo publicado en Nature, están tan cerca de la Tierra -a sólo 40 años luz de distancia- que los astrónomos deberían finalmente poder estudiar con mayor detalle la composición de cada uno de ellos y sus atmósferas, así como buscar señales químicas de la vida.
«La clase de planetas que hemos encontrado son muy emocionantes desde el punto de vista de la búsqueda de vida en el universo más allá de la Tierra», afirma Adam Burgasser, profesor de Física en el Centro de de Astrofísica y Ciencias del Espacio de la Universidad de California San Diego y un participante clave del equipo internacional.
Mediante el uso de un telescopio llamado TRAPENSE (TRAnsiting Planets and PlanetesImals Small Telescope) en el Observatorio La Silla en Chile, los astrónomos rastrearon momento a momento la luz de la estrella a lo largo de 62 noches entre los pasados meses de septiembre a diciembre. Cuando el equipo internacional, dirigido por Michael Gillon, de la Universidad de Lieja, en Bélgica, analizó los cambios en el brillo de la luz de la estrella, vieron disminuciones periódicas a medida que los tres planetas atravesaron su cara proyectando sombras.
Las observaciones de seguimiento con telescopios más grandes indicaron que los planetas tienen tamaños muy similares al de la Tierra. Dos de los planetas poseen periodos orbitales de alrededor de 1,5 días y 2,4 días, respectivamente, y el tercer planeta presenta un periodo peor determinado, en un rango de 4,5 a 73 días.
«Con este tipo de periodos orbitales cortos, los planetas están entre 20 y 100 veces más cerca de su estrella que la Tierra del Sol -detalla Gillon-. La estructura de este sistema planetario es mucho más similar en escala al sistema de las lunas de Júpiter que al Sistema Solar».
Podrían tener zonas habitables
El equipo determinó que los tres planetas son más o menos del tamaño de la Tierra y pueden ser rocosos, aunque se necesitarán medidas adicionales de sus masas para determinar sus composiciones. Más importante aún es que a pesar de que orbitan muy cerca de su estrella enana anfitriona, el interior de dos planetas sólo reciben cuatro veces y dos veces, respectivamente, la cantidad de radiación recibida por la Tierra, debido a que su estrella es mucho más débil que el Sol.
Eso los pone justo dentro de la zona habitable de este sistema, un anillo orbital a distancia de las superficies en las cuales es probable que haya agua líquida y vida tal como la conocemos. Todavía es posible que existan regiones habitables en sus superficies, a pesar de que complejidades como sus nubes, y atmósferas -si tienen atmósferas-, hacen que sea difícil predecir si las condiciones de superficie son muy adecuadas para la vida.
La tercera, la órbita del planeta exterior todavía no se conoce bien, pero es probable que reciba menos radiación que la Tierra, pero tal vez todavía lo suficientemente para extenderse dentro de la zona habitable. Los astrónomos dijeron que los dos planetas más cercanos a la estrella son susceptibles de tener una cara siempre hacia la estrella sol y la otra siempre oscuro, lo que podría limitar la circulación del agua y la atmósfera.
Los investigadores especulan que la vida podría existir en la zona con alba perpetua en el extremo oeste del lado del día. Por otra parte, las fuerzas de marea podrían mantener caliente la superficie del planeta, incluso en el lado oscuro, pero también podría llevar a una vigorosa actividad geotérmica que hacen de las superficies inestables.
«Afortunadamente, podemos ser capaces de responder a estas preguntas en un futuro próximo, ya que la geometría del sistema hace que sea probable que podamos detectar los gases de la atmósfera de estos planetas en la próxima década con el lanzamiento del Telescopio Espacial James», apunta Burgasser. «Esta instalación nos permitirá bsucar gases biogénicos -oxígeno o metano, por ejemplo- que indicaría firmemente la presencia de vida, o buscar otras especies de gas que nos indiquen las composiciones de los planetas, la actividad geotérmica y la historia evolutiva».
La estrella que orbitan los planetas -llamada «TRAPENSE-1»- es fría, roja, oscura y tan pequeño que es invisible para la mayoría de los telescopios. Sólo un poco más grande que Júpiter de diámetro, TRAPENSE-1 tiene aproximadamente la mitad de la temperatura del Sol, una décima parte del tamaño y es casi 2.000 veces más débil. La mayor parte de lo que saben los astrónomos de ello proviene de las observaciones en el infrarrojo, el mismo tipo de luz invisible que emiten los mandos a distancia.
«Aunque una estrella 'fría' puede sonar exótico, muchas, si no la mayoría, de las estrellas en la Vía Láctea son de esta variedad de fría, roja, pequeña y débil -destaca Burgasser-. Si los planetas similares a la Tierra alrededor de estas estrellas resultan ser colunes, puede haber muchos más planetas habitables por ahí de lo que las estimaciones actuales predicen».