El último fin de semana de octubre los relojes se atrasarán para adaptarse al controvertido horario de invierno
28 oct 2016 . Actualizado a las 08:29 h.A las tres serán las dos. El controvertido cambio de hora para adoptar el horario de invierno siempre toca el último fin de semana de octubre. Y en el 2016 el día señalado es el 30. En la madrugada del sábado al domingo habrá que atrasar una hora los relojes.
¿Qué supone esta alteración? Tiene consecuencias. Más horas de sueño la noche del sábado, amaneceres más tardíos y tardes oscuras desde muy pronto. Sin embargo, a pesar de que todo parezca un inconveniente, el cambio de hora se estableció para acomodar mejor el cuerpo a las horas de luz y, sobre todo, para minimizar el gasto energético, algo que ha sido cuestionado en los últimos años y que no es igual en todo el territorio estatal.
Con el cambio de hora de invierno se gana la hora que se pierde anteriormente en marzo, cuando se adelantan los relojes con la llegada de la primavera. A partir de este fin de semana se hará antes de noche, pero también amanecerá antes, y, teniendo en cuenta que la mayoría de la actividad -laboral, industrial...- se concentra a primera hora de la mañana, la marcha atrás de los relojes disminuirá obligatoriamente el consumo diario de luz y de energía. En definitiva, se trata de adaptar lo mejor posible las horas de luz a las horas de trabajo. Se calcula que, con este ajuste, la familia media española puede ahorrar hasta un 5 % de energía en el hogar, un porcentaje algo mayor en el ámbito empresarial. Además, desde la Unión Europea alaban también el impacto positivo que tiene el cambio de hora en el transporte, las comunicaciones, la seguridad vial y la salud, el turismo o el ocio.
A pesar de que este sistema se adopta por primera durante la Primera Guerra Mundial, en España, el cambio de hora se instauró en España en 1974, tras la Crisis del Petróleo que concienció al mundo entero sobre la importancia de ahorrar recursos, aunque la última regulación llegó de la mano de la directiva Europea 2000/84, que, entre otras cosas, unifica los días en los que se producen las alteraciones en los relojes en todos los países de la Unión Europea.
El cambio de hora de invierno siempre se lleva a cabo en otoño. Y tiene lugar el último domingo de octubre, único día del año que cuenta con 25 horas en lugar de 24. En sus antípodas, el cambio horario de verano tiene lugar la noche del último domingo de marzo, cuando, durante la madrugada, se adelantan los relojes a las dos, que pasan a ser las tres.