La prueba de que existe vida más allá de nuestro sistema solar abre una nueva posibilidad de encontrar un sustituto a la Tierra en el futuro
09 ene 2019 . Actualizado a las 09:56 h.La NASA, como ya acostumbra, se vistió de gala para anunciar su nuevo hito. Lo hizo con bombo y platillo. Y no era para menos. Porque este día se estudiará en los libros como el día en el que se puso la primera piedra de la nueva era espacial. El descubrimiento de planetas, siete en total, con potencial para albergar vida puede marcar el futuro de la especie humana. Porque aunque ahora nos quede lejano y nos suene a ficción, el descubrimiento de exoplanetas es probablemente uno de los hallazgos más importantes del siglo.
El descubrimiento de siete planetas que anunció este miércoles el equipo internacional de astrónomos de la NASA supone el primer paso de una larga carrera hacia los viajes interestelares. Hacia la búsqueda de posibles hermanos gemelos de nuestra Tierra que podrían albergar vida. El descubrimiento de estos exoplanetas no solo es un avance para la humanidad, sino que además es todo un récord para la agencia, que ahora se suma un nuevo hito por el número de planetas y por el número de candidatos a posibles tierras en torno a una sola estrella.
Antes de entrar en materia, conviene saber de qué estamos hablando exactamente. Tras escuchar una y otra vez la palabreja exoplaneta, toca preguntarse: ¿Qué es exactamente esto? Un exoplaneta es un mundo que orbita alrededor de una estrella distinta al Sol, por eso también se les llama planetas extrasolares. Y esto del descubrimiento de exoplanetas es algo más bien actual, porque no fue hasta el año 1992 cuando se descubrieron planetas con una masa parecia a la terrestre orbitando alrededor de otra estrella. Ese año dio el pistoletazo de salida, porque hasta la fecha ya se han encontrado 2.550 sistemas planetarios con 3.406 planetas.
Además, el descubrimiento de estos nuevos exoplanetas da otras pistas para muy interesantes la NASA. Este hallazgo indica que los planetas terrestres templados parecen estar en grupos. Misiones como Kepler ya sospechaban que existía este comportamiento, pero después del descubrimiento de los planetas esta teoría se ha asentado. ¿Y qué significa? Pues que sistemas estelares más próximos y conocidos como Próxima Centauri, en el que al menos hay un planeta, podrían estar poblados por más de un hermano gemelo de la Tierra, y por tanto potencial hogar de la especie humana.
Hito histórico, punto de inflexión, un mundo de posibilidades... Todos se han lanzado a aventurar que el descubrimiento de exoplanetas supone un avance insólito y muy importante. Vale, lo sabemos, pero ¿qué es lo que se nos viene encima? ¿Para qué servirá este avance?
El descubrimiento de planetas ha abierto una pequeña brecha por la que podemos empezar a vislumbrar un futuro digno de cualquier película de ciencia ficción. Muchos expertos ya lo advertían en numerosas ocasiones en los últimos años, la Tierra tiene fecha de caducidad, y si queremos sobrevivir a la hiper explotación a la que tenemos sometido a nuestro planeta, el destino de nuestra especie pasa por encontrar otros planetas habitables.
El descubrimiento de exoplanetas habitables nos pone ese reto un poquito más cerca. El equipo de astrónomos que ha encontrado el que podría ser nuestro próximo hogar maneja datos que sugieren que los seis planetas más cercanos a la estrella Trappist-1 son mundos rocosos con una masa muy similar a la de la Tierra. Además, la distancia que separa a estos planetas de su estrella sugiere que la temperatura en la superficie oscila entre los 0 y los 100 grados celsius, lo que significaría que están dentro de lo que los expertos consideran la zona de habitabilidad.
«Verdaderamente emocionante y muy relevante», es como califican los astrofísicos el hallazgo de planetas histórico. Además supone otro paso en la búsqueda de posible vida más allá de la Tierra, que además aseguran que no será el único, ya que apuntan a que poco a poco se irán descubriendo más y más cercanos.
Con todos los datos que nos han puesto sobre la mesa a todos se nos viene la misma pregunta a la cabeza: ¿Cuándo vamos a poder viajar a esos planetas?
1. ¿A qué distancia se encuentran los exoplanetas?
La estrella Trappist-1 sobre la que orbitan los siete planetas es una enana roja ultra-fría del tamaño de Júpiter y está ubicada aproximadamente a 39 años luz de la Tierra. Esta no es una distancia tan corta como los 4,25 años luz que nos separan de Próxima Centauri, pero el descubrimiento de los planetas nos da una nueva e interesante posibilidad, porque en términos astronómicos el resto de posibles planetas habitables podrían estar situados mucho más lejos todavía.
Para hacernos una idea de cuánto tardaríamos en llegar hasta estos planetas con los medios que manejamos ahora nos puede servir un ejemplo. La nave espacial más veloz que se ha lanzado desde nuestro planeta fue la misión New Horizons de la NASA, una misión dirigida hacia Plutón y que se lanzó en enero del año 2006 desde nuestro planeta a una velocidad de 58.000 kilómetros por hora. Si su destino hubiera sido Marte (situado a 225 millones de kilómetros de media) la nave tardaría entre 39 días como mínimo y 289 como máximo.
Los exoplanetas descubiertos están a 39 años luz de la tierra y un año luz equivale aproximadamente a 9.460.730.472.580'8 kilómetros. Por lo tanto, con las cuentas en la mano, todavía tenemos que mejorar nuestros sistemas para poder plantearnos llegar hasta allí sanos y salvos.
2. Y si viajamos hasta los descubiertos planetas, ¿qué consecuencias tendrá para nuestro cuerpo?
La realidad es que por ahora los viajes espaciales prolongados y las estancias en lugares o entornos de baja gravedad durante largo tiempo suponen un gran desafío físico y emocional para los humanos. Los astronautas que se embarcan en una de estas aventuras deben seguir durante una larga temporada un riguroso y estricto programa de ejercicios y alimentación. Y es que una larga estancia en el espacio puede tener efectos perjudiciales para el organismo.
El descubrimiento de los exoplanetas nos obliga a buscar nuevas alternativas para poder afrontar estos viajes. Son muchos los baches con los que nos encontraremos por el camino. Según un estudio de la Administración Federal de la Aviación de EE.UU., la exposición a los rayos cósmicos causa en los viajeros, aún incluso cuando estos están protegidos tras escudos antirradiación, un notable incremento en los riesgos de contraer cataratas, la pérdida de fertilidad e incluso aumenta las posibilidades de heredar a su futura descendencia algunas patologías genéticas. Los trajes espaciales que actualmente existen son un soporte vital de calidad para los astronautas pero no son la solución definitiva.
Cuando un astronauta realiza un periplo espacial de tan solo seis meses, su cuerpo acaba padeciendo algunas de las consecuencias de su decisión. Los huesos, por ejemplo, sufren un proceso de descalcificación que reduce la masa ósea entre un 1 y un 2 % al mes; mientras que la exposición a algunas de las radiaciones que hay en el espacio pueden causar serios daños en nuestro ADN. La cabeza también resulta afectada, ya que cuando desaparece la atracción terrestre, hay una redistribución de los líquidos corporales que hace que esta se hinche provocando a los viajeros espaciales fuertes cefaleas. Y son solo seis meses. Imaginémonos lo que ocurriría si decidiéramos iniciar un viaje para conocer lo que hay ahí fuera tras el
3. ¿Y qué clima hace en los exoplanetas descubiertos?
Aún es pronto para aventurarnos a hablar sobre las características del descubrimiento de los planetas.Sabemos que están ahí, pero poco podemos hablar sobre cómo son. Lo único que podemos aventurar por ahora es que Trappist-1 emite muy poco calor, pero la cercanía de los planetas a su estrella nos da qué pensar. Los astrónomos que firman el descubrimiento de los exoplanetas aseguran que los siete mundos están sincronizados con su estrella en lo que en la jerga de estos expertos se conoce como acoplamiento de marea. O lo que es lo mismo, que la rotación y la traslación de los siete planetas está sincronizada de tal forma que siempre dan la misma cara a su estrella.
Lo que sospechan es que tres de los siete planetas descubiertos reúnen las condiciones para albergar agua en estado líquido, incluso quizá océanos. Las teorías apuntan a que los tres exoplanetas más cercanos a la estrella sufren una acusado efecto invernadero que los convierte en demasiado calientes para albergar agua líquida, mientras que el más lejano probablemente sea demasiado frío para que los humanos nos asentemos allí. Caso diferente es el de los tres del medio -Trappist-1E, Trappist-1F y Trappist-1G- tienen las condiciones perfectas para albergar océanos siempre y cuando también tengan una atmósfera.
4. Tras el descubrimiento de los planetas, ¿ahora qué?
El descubrimiento de los exoplanetas abre una carrera espacial interestelar histórica. El primer paso que se marcan los expertos de la NASA es sencillo, seguir examinando atentamente con los telescopios y demás herramientas que tenemos en la Tierra el comportamiento de este sistema solar para intentar averiguar pequeños detalles nuevos.
Pero lo realmente interesante vendrá después. Porque en el año 2018 está previsto que se ponga en órbita el sucesor del telescopio Hubble. Los sensores del James Webb podrían utilizarse para analizar la composición química de los planetas de Trappist-1. Estos datos nos permitirían descubrir cosas clave, como si por ejemplo tienen atmósfera o qué elementos los componen. Además, según explican los expertos, las formas de vida dejan huellas químicas muy características.
¿Y si el James Webb no logra poner nuevas pistas en el descubrimiento de los exoplanetas? Pues todavía nos queda una baza en la manga. Habría que esperar al 2024 para mirar directamente hacia el colosal E-ELT, un telescopio que será capaz de detectar la presencia de agua en estos planetas del sistema.
El portavoz de la Agencia Espacial Europea (ESA) en España, Javier Ventura, considera que el hallazgo «llega en el momento perfecto». En declaraciones a la agencia Europa Press recuerda «en el plazo de una década va a ser posible responder a la pregunta de si hay vida en el sistema solar».
5. Y si encontramos vida en los exoplanetas, ¿qué vamos a hacer?
Tras el descubrimiento de los exoplanetas las dudas se han empezado a multiplicar entre la población. Es lógico. Estamos ante un hecho insólito. Por eso la NASA ha comenzado a responder a algunas de las preguntas que más se repetían entre los curiosos. Tras la larga trayectoria de películas que hablan sobre extraterrestres, una de las más lógicas estaba clara: ¿Qué haremos sin encontramos signos de vida en alguno de los exoplanetas descubiertos? La agencia ha asegurado que todavía no tiene establecido el protocolo, pero lo más seguro es que la confirmación de este hallazgo tardará en llegar y en confirmarse. Además, el término vida abarca un amplio abanico de posibilidades. No es lo mismo encontrar células que vida inteligente; por lo que todavía queda tiempo para plantearse lo que haremos.
Pero enmedio de la alegría de la comunidad científica y astronómica ante este importante descubrimiento de los planetas, también hay expertos que ponen la parte más racional al hallazgo, sin dejarse llevar por las visiones más triunfalistas. Uno de ellos es el el geólogo Jesús Martínez Frías, director de la Red Española de Planetología y Astrobiología, que asegura que debemos ser cautos antes de adelantar la posibilidad de existencia de vida extraterrestre. «No debemos confundir habitabilidad con existencia de vida», explica. «La habitabilidad consiste en que un planeta tenga las condiciones necesarias para ser habitable en un concepto amplio, desde los microorganismos más singulares hasta seres similares a nosotros», aclara, y da una clave muy importante: el hecho de que un planeta pueda ser habitable «no significa que vaya a tener vida».