«En el reimplante de una mano el pronóstico es imprevisible»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel paniagua VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Povisa. Cedida

El cirujano que operó al albañil de Lugo explica que se persigue que el paciente recupere las funciones básicas

06 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace 27 años que Enrique Moledo (Muros, 1959) empezó a formarse en cirugía reconstructiva en el entonces llamado Hospital Juan Canalejo. «Había un laboratorio experimental de microcirugía y los residentes, al salir de guardia, bajábamos y operábamos en ratas», cuenta. Al fin y al cabo, esa cirugía fina consiste en conectar vasos sanguíneos, nervios, tendones... «Al principio necesitas mucha práctica, coger habilidad quirúrgica. En los primeros cinco años haces pequeñas cirugías, pero practicas en laboratorio», dice Moledo, que llegó a Povisa en el año 1995. Esta Semana Santa tuvo que reimplantar media mano al albañil lugués Jesús Lago, que se la seccionó cortando madera. El año pasado reimplantó el brazo al operario Óscar González, de Allariz, que se lo segó trabajando en las obras del AVE.

-¿Qué diferencia hay entre cortarse una mano ahora y que ocurriese en 1990, cuando usted empezó?

-La microcirugía mejoró muchas cosas. Los microscopios quirúrgicos son mejores, el instrumental, la estructura... Todo ha mejorado.

-¿Y la técnica?

-Es la misma. Lo que te dan los años es experiencia, y eso es reducir horas de quirófano. Lo que antes te llevaba doce horas ahora lleva cuatro, porque tienes más destreza.

-Entonces, la perspectiva para el paciente es parecida.

-Sí, es parecida.

-¿Los reimplantes como los de Jesús son casos técnicamente complejos?

-A veces tenemos casos más complejos en cirugía reconstructora. Por ejemplo, en pacientes oncológicos de cabeza. Los reimplantes no remiten excesiva complejidad para quien hace habitualmente cirugía reconstructiva. Son operaciones de A, B, C, D.

-Aunque no sea el más complejo técnicamente, ¿qué caso recuerda con más impacto social?

-Probablemente el de Óscar [González, el operario de Allariz que se cortó el brazo].

-¿De qué depende que un paciente pueda recuperar más o menos la funcionalidad de una mano reimplantada?

-Más que la cirugía, que es una cosa reglada, lo que marca el pronóstico es el tipo de corte: si es limpio o sucio, si es aplastamiento o arrancamiento. Y, sobre todo, el nivel: no es lo mismo un trozo de un dedo, que una mano. La edad también importa. Además, la recuperación siempre va a ser mejor cuanto más pequeño sea el reimplante. Un trozo de dedo, por ejemplo, es más complejo técnicamente de reimplantar, pero el resultado va a ser mejor que un dedo entero.

-Entonces, el pronóstico es imprevisible.

-Sí, en un reimplante, el pronóstico es imprevisible. A veces lo que buscas es que tenga una función básica: coger cosas, comer, vestirse, calzarse... No le vas a pedir que arregle un reloj, porque los movimientos de precisión se pierden.

-¿A qué ritmo va la recuperación?

-La recuperación de los nervios oscila entre 0,5 y 1 milímetro diarios, cuando son nervios que dan movilidad. Pero en el caso de Jesús, la recuperación nerviosa es solo sensitiva, porque no hay nervios motores. Él ya puede mover un poco los dedos, pero tardará meses en recuperar la sensibilidad.

-¿Y las prótesis, cuándo se ponen?

-Cuando no se puede reimplantar un miembro o se reimplanta pero va mal.

-También se habla mucho de la robótica. ¿Es una opción realista?

-Los americanos lo están trabajando mucho. Incluso con prótesis mioeléctricas, que funcionan con órdenes cerebrales. Pero aún está en pañales.