Los principales poderes financieros y políticos del mundo se reúnen un año más para tratar una actualidad convulsa que ha demostrado que su poder de actuación vive sus horas más bajas
01 jun 2017 . Actualizado a las 19:06 h.Algunos lo conocen como el «cerebro del mundo». Otros como la «mano que mueve el planeta». El Club Bilderberg vuelve a reunirse este fin de semana bajo el habitual hermetismo al que tan acostumbrados nos tiene. Este exclusivo evento está reservado para unas pocas personalidades. La verdadera flor y nata del mundo. Banqueros, políticos, empresarios, jefes militares y otras personalidades con gran poder desfilan cada año por esta peculiar alfombra roja en la que la primera norma es la discreción... No es para menos. Durante las reuniones de estos poderosos se deciden algunas de las cuestiones que escribirán la historia en los meses posteriores. Ellos son los que manejan los hilos.
Esta camarilla de lujo, formada por 130 participantes de 21 países, se reunirá a partir de este jueves en un lujoso hotel de Chantilly, Virginia (EE.UU.) para comentar algunos de los temas económicos y políticos de actualidad, una actualidad convulsa y agitada que demuestra algunas de las carencias que en los últimos tiempos ha demostrado el Club Bilderberg. Y es que si antaño se conocía a este grupo como «el club secreto que elige a los líderes mundiales», las cosas han cambiado radicalmente. Hasta ahora uno de los mitos que perseguían a la reunión aseguraba que ningún presidente norteamericano había sido capaz de entrar en la Casa Blanca sin haber paseado antes por la alfombra roja de este selecto club. John F. Kennedy, James Carter, Bill Clinton y Barack Obama acudieron a estas reuniones justo antes de ocupar el despacho oval. Todo cambió este último año. Donald Trump es el primer mandatario desde la II Guerra Mundial en conseguir auparse como vencedor sin haber sigo antes un bilderberg.
En España tampoco funcionó su estrategia. Hace dos años el político de nuestro país elegido para pasearse junto a los multimillonarios y poderosos era Pedro Sánchez. A las puertas de la celebración de unos comicios generales, su elección despertó toda clase de conjeturas. Tras la invitación, había quien veía al socialista ya ocupando la Moncloa. Nada más lejos de la realidad.
Este año la pelota ha caído en el tejado de Ciudadanos. Albert Rivera es el elegido para representar a la esfera política de nuestro país. El secretario general de la formación naranja compartirá charlas con personalidades tan poderosas como la presidenta del FMI, Christine Lagarde; el presidente de Goldman Sachs, Durão Barroso; el cofundador de Kissinger Associates, Henry Kissinger; el director de asuntos exteriores de The Financial Times, Gideon Rachman; y los CEO de compañías como Ryanair o Airbus. El tropel español lo conformarán -además del secretario general de Ciudadanos-, el ministro de Economía, Luis de Guindos; la presidenta del Banco Santander, Ana Botín (que es miembro permanente del club) y el consejero delegado del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián.
¿Qué es el Club Bilderberg?
Este misterioso y hermético foro se creó en el año 1954 en Holanda, en el Hotel Bilderberg, del que heredó su nombre y una de las tradiciones que actualmente rigen las normas del encuentro: las reuniones solo se celebran en hoteles. Promovido por el emigrante judío y consejero político Jozef Retinger, el objetivo inicial del grupo era mucho más inocente que los que parecen perseguir en nuestros días. En sus primeras páginas de historia, el Club Bilderberg tan solo pretendía ser un lugar en el que líderes políticos, empresarios, académicos y periodistas de Estados Unidos y Europa se pudieran comunicar sin problemas.
Las normas han cambiado con el paso del tiempo. En la actualidad el 30 % de los miembros de este selecto lobby son permanentes y el resto -entre 120 y 150- varían cada año dependiendo de los temas que se vayan a tratar. En esta edición, la 65ª, los asistentes debatirán sobre la Administración Trump, las relaciones transatlánticas y su alianza de defensa, la dirección de la Unión Europea, el estado de la globalización, el empleo, la guerra de la información, el motivo del auge del populismo o la proliferación nuclear entre otros temas de gran interés en la actualidad.
Pero sobre las conclusiones a todos estos conflictos no sabremos nunca nada. Porque para garantizar la privacidad de las conversaciones que se mantienen en estas misteriosos encuentros los discursos de los asistentes no son transmitidas a ningún medio, no se trascriben, jamás se graban y mucho menos se realizan declaraciones o acuerdos oficiales. La seguridad que rige al Club Bilderberg es tan estricta que los invitados no pueden llevar acompañantes (ni tan siquiera escoltas) y no pueden acudir en vehículos propios u oficiales.