La princesa del pueblo se salva tras estar nominada por primera vez y la audiencia echa a su rival más fuerte
27 feb 2015 . Actualizado a las 13:36 h.Gran Hermano VIP vivió este jueves uno de sus momentos de más tensión: Belén Esteban estaba nominada por primera vez y con muchas posibilidades de salir expulsada de la casa de Guadalix. La audiencia del reality votó para expulsar a Ares Teixidó, una de sus rivales más fuertes en la casa y su principal enemiga. En una votación muy ajustada, Ares consiguió poco más del 50 % de los votos. Ante las dudas de los espectadores que consideraban la posibilidad de un fraude en los resultados, el presentador, Jordi González, aseguró a la audiencia que los resultados fueron certificados ante notario.
La princesa del pueblo daba por hecho que sería la expulsada de la casa de Gran Hermano VIP. Momentos antes de conocer que el público la había salvado, afirmaba: «Ya no puedo más. Yo aquí ya he dado todo. Los días pasan y son largos aquí, y la cabeza piensa mucho. Yo fuera tengo mi vida muy bien planeada, mi familia, mi hija, mi novia, mi trabajo...». Entre lágrimas se mostró muy segura de que era la expulsada. «He estado 46 días, he sido como soy, he metido la pata, si me he equivocado lo siento por mi familia y por las familias», sollozaba. Al conocer la decisión del público se quedó en shock y Ares, una de sus principales enemigas en la casa, la animó a que aguantase hasta la final. Poco antes se habían pedido perdón mutuamente.
Belén Esteban con esta salvación toma aire una semana más en Gran Hermano VIP, aunque deberá tomar nota de las acciones, las suyas que la han abocado a estar al borde de la expulsión y haber perdido el favor del público. La gallina de los huevos de oro de Telecinco desde hace años ha bailado inestable en la cuerda floja desde la pasada gala, cuando el recuento de votos la catapultó por vez primera a la lista de nominados. Entre dos aguas, Belén Esteban ha pasado toda la semana con un pie dentro de Guadalix y otro en la calle. Y, contra todo pronóstico, la princesa del pueblo se escora levemente hacia el mundo real, a pesar de la salvación de este jueves. El mundo que ha dejado de verla como una heroína. El mundo que la abuchea en cada oportunidad que se le presenta.
Cuando el actual Gran Hermano VIP arrancó, cuando después de tanto bombo y platillo sus organizadores mostraron ante los telespectadores a sus pequeñas y carismáticas criaturas, no pudieron evitar pecar de arrogancia. Colocaron a sus dos grandes cabezas de cartel como capitanas de una casa dividida en dos equipos. No habían pasado ni dos horas y al concurso ya se le veía el plumero. Belén Esteban lideró uno de ellos; en la otra esquina del ring, Olvido Hormigos dirigió al otro. Esta ambiciosa disposición de los habitantes de Guadalix y la descarada predilección de Telecinco por determinadas celebridades de medio pelo le regaló al reality momentos gloriosos, pero también un resbaladizo contratiempo de los que son tan capaces de alinear los planetas como de hacer saltar todo por los aires: el público dejó de querer a Belén Esteban.
Los habituales de los saraos televisivos de este tipo saben que hay individuos dentro de la caja mal llamada tonta que funcionan como imanes. La ahora concursante de Gran Hermano VIP y colaboradora de Sálvame es uno de los más potentes del banquillo de Telecinco. Conocimos a Belén Esteban allá por 1998 cuando se hizo pública su relación con Jesulín de Ubrique. El diestro y la madrileña tuvieron una hija en común, Andrea Janeiro -Andreíta para los asiduos a las tertulias del corazón-, y, poco después, decidieron emprender caminos separados. O eso creía el torero. Porque aferrándose a lo único que podía aferrarse, Belén empezó a trepar mediáticamente a base de los rifirrafes con el padre de su hija y demás familia Janeiro. En lugar de repudiarla, la audiencia le tendió los brazos. Se sintió identificada con esa pobre chica de San Blas, más de barrio que los columpios -como ella misma suele decir-, con la muñequita fascinante,a la que siempre le perdió la boca, que se sentaba en los platós de televisión para defender con uñas y dientes a su pequeña Andrea. La Esteban perdió la inocencia cuando se hizo madre coraje, subastó su intimidad en los platós y canjeó su lucrativa espontaneidad por un contraro blindado en el patio de vecinas de las sobremesas de Telecinco.
Poco a poco se convirtió en toda una lideresa de la España de la siesta y el café, de la mesa camilla y de los trapos sucios. Y cuando, después de agitados episodios de adicciones y tormentosas relaciones amorosas, Jorge Javier Vázquez y comparsa consiguieron domar a la fiera encerrada en su plató -las señoras del público empezaron a traerle cada vez más empanadas, Belén se echó un nuevo novio y al fin logró modelar su insoportable tono de voz-, a los señores de Telecinco se les ocurrió que no había mejor estrella para recluir en Guadalix con una panda de excéntricos que a su reconducida descarriada.
Pasó lo que tenía que pasar. Que Belén Esteban volvió por donde vino a sus malos modales, a su pico de oro, a sus desmesuradas sentencias sin base alguna; que entró en Gran Hermano VIP como un torbellino; que succionó a un equipo de varipintos palmeros para que se desviviesen por ella con el aval que supone ser la princesa del pueblo; y que mostró a los fieles del formato de telerrealidad su verdadera cara. La que habían olvidado. La que se negaban a ver con una venda bien colocada por la cadena de Vasile.
Siete semanas han sido necesarias para poner en jaque a Belén. Esta noche se sentará en la sala de nominadas, junto su inseparable Ylenia y su archienemiga Ares. Sálvame reveló este miércoles en un ¿descuido? que la de San Blas era la más votada de las tres para salir de la casa, con un 57,9 %. Pero -y al grano-, ¿qué extrañas y retorcidas razones tendrían los telespectadores para descalificar a Belén Esteban de la carrera hacia el maletín y qué va a encontrarse la reina destronada cuando llegue a la vera de Jordi González?
Su cruzada contra Olvido Hormigos
Antes de Ares Teixidó, la antagonista de Belén Esteban tenía otro nombre. Gran Hermano VIP jugó bien sus cartas al enfrentar a la de San Blas y a la de los Yébenes, que ya arrastraban trifulcas de fuera. Su relación generó chispas desde el primer momento. Sin embargo, Olvido supo encajar mejor los golpes que su contricante y ante la gresca, prefirió recluirse, anularse en el concurso, concentró sus esfuerzos en pasar desapercibida hasta que, finalmente, el público la echó. Ni corta ni perezosa, Belén le confesaba desde la casa, durante una conexión en directo con el plató, lo feliz que le había hecho la noticia de su expulsión. La peor agarrada entre las dos féminas sucedió el día en el que ,Belén en el rol de sirvienta, Olvido en el de señora -requisitos de una de las pruebas del concurso-, la exconcejala se vengó de su rival llamándole a gusto «criada», a lo que la colaboradora de televisión le respondió: «Anda, tómate una copita de champán, que se te da muy bien». Olvido no se quedó callada: «Tómate tú otra cosita». Se armó la gorda. Belén se puso histérica y desde ese mismo instante le hizo para siempre la cruz a la de los Yébenes.
«Cómo me alegro de verte ahí»
Cuando días más tarde, después de que Olvido suplicase a las cámaras que quería dejar el encierro, el público desterró de la casa a la exconcejala, Belén creyó ver en su veredicto un guiño, una palmada en la espalda, un gesto de apoyo. Pero todo ese entusiasmo, que Belén fue incapaz de contener durante la despedida de la recién expulsada concursante -«Cómo me alegro de verte ahí»-, se esfumó en el momento en el que, imprevisiblemente, la audiencia le regaló un potente abucheo en lugar de una sonora ovación. Fue el principio del final. En comienzo de la oxidación del mito.
Y además, trampas
A pesar de que ella sigue, erre que erre, defendiendo que no es una tramposa y que si lo fuese, el programa la hubiese largado ya, lo cierto es que Belén Esteban no fue del todo fiel a las normas del concurso durante unas nominaciones. El procedimiento era sencillo: Gran Hermano VIP iba llamando, uno por uno, a los habitantes de la casa para que, una vez en el confesionario, eligiesen uno de dos teléfonos. O el rojo o el verde. Según el color escogido, debían nominar a dos (verde) o a tres de sus compañeros (rojo). Tras cantar los nombres, la instrucción era regresar con el resto de concursantes en el más absoluto silencio, sin desvelar el juego telefónico y mucho menos su significado. Belén no debió entenderlo bien. O se olvidó de las cámaras. O, simplementes le dió completamente igual. El caso es que llegó a la mesa de la cocina y le chivó a Ylenia y al torero la mecánica de las nominaciones, azuzándoles a levantar el teléfono rojo. Cuando Telecinco detectó la irregularidad, paralizó las votaciones y obligó a los concursantes a volver a nominar. Repitieron las votaciones, pero, ingenuamente, creyeron que la dirección habría sancionado directamente a la de San Blas colocándola en la palestra. Pero no. Ella nada dijo. Y con ese golpe maestro, Belén Esteban consiguió, una semana más, salir ilesa de las designaciones.
Utilizar su enfermedad
Una de las discusiones más enraizadas que protagonizaron Belén y Olvido se desató después de que Kiko Rivera diese su opinión -«son unas putas»- sobre las mujeres que se acostaban con otros hombres teniendo marido -principal razón por la que la de los Yébenes desfila, semana sí, semana también, por los platós de la cadena desde hace un par de años- y Belén se riese. Olvido reaccionó pronto: «Ahora no nos sube el azúcar». Se refería la exconcejala a la enferemedad que sufre la de San Blas, que le provoca bajones continuados dentro dentro de la casa. Ni a Belén Esteban ni a los espectadores le gustó la utilización rastrera que hizo en ese momento Olvido Hormigos de una importante dolencia. Belén se hubiese convertido en heroína de los diabéticos si días más tarde no hubiese fingido una bajada de azúcar para escuchar los cuchicheos de sus compañeras.
Su machismo
A los pocos días de echar a andar, Gran Hermano VIP expulsó de forma disciplinaria a los Chunguitos por unos desafortunados comentarios en relación al color de piel de Coman y a la condición sexual de los hijos. Llamar al concursante de raza negra «gorila» y confesar que prefieren un hijo deforme a uno gay le supuso al dúo rumbero un polémico autoempujón hacia la puerta de salida. La intransigente postura de la organización brilló sin embargo por su ausencia durante un episodio similar que tuvo como protagonista a Víctor Sandoval, el lacayo por excelencia de la de San Blas. El exmarido de Nacho Polo no se cortó ni un pelo en decir, con millones de telespectadores atentos a sus palabras, que los gitanos eran unos maltratadores. Gran Hermano VIP pasó por alto sus palabras, como también hizo oídos sordos a la consideración más machista de esta edición del concurso, apostillada por la progresista Belén Esteban: «Mientras haya mujeres en esta casa no pienso dejar que un hombre coja la fregona». Y tan ancha se quedó la madre coraje.
Lo que le espera fuera
Cuando a su amigo íntimo Sandoval le llegó la hora y se vio obligado a hacer las maletas para regresar a casa, Belén Esteban quiso ser la protagonista de su despedida en directo durante la conexión con el plató. Lo fue, pero por razones diferentes a las que seguramente esperaba. Cuando Jordi le dio la palabra, los estudios de Telecinco estallaron en gritos y silbidos contra la madrileña. «A los de los abucheos, muchas gracias», respondió, sorprendida, Belén. Fuera no solo le espera una legión de desencantados dispuestos a pedirle cuentas, sino también robustos contricantes -como Olvido Hormigos o Kiko Matamoros-, apoyos ahora algo desorientados -como Sandoval o Jorge Javier Vázquez-, representantes en busca de famosas a las que reprensentar -como Toño Sanchís, ya desvinculado Olvido Hormigos y del Matamoros enfurruñado- y firmes y leales compañeros que evitarán su rotundo desplome, como Kiko Hernández.