A Lanzada ofrece su mejor cara en vísperas de la Semana Santa

Rosa Estévez
Rosa Estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

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MARTINA MISER

Silgar resplandece, pero A Compostela necesita una buena operación limpieza

18 mar 2013 . Actualizado a las 20:16 h.

Los hosteleros de las Rías Baixas dicen estar en manos del tiempo. Si la Semana Santa que se avecina trae lluvias, la crisis se hará un poco más fuerte en los hoteles y restaurantes que habitan a nuestro alrededor. Pero si lo que trae es sol y brisa, aún habrá lugar para la esperanza. Las rías de Pontevedra y Arousa tienen mucho que ofrecer a quienes buscan naturaleza y paisaje. Empezando por ese rosario de playas y calas que ciñen el mar y que atraen, verano e invierno, a quienes buscan oxigenar sus pulmones.

A Lanzada es, sin duda, uno de los emblemas turísticos de la provincia. Se ha ganado ese estatus por méritos propios, ya que la naturaleza ha adornado sus dos kilómetros de longitud con una arena blanca y fina, un mar abierto y bravo y un horizonte presidido por el verde rotundo de la isla de Ons. Este arenal, puente silencioso entre dos municipios de vocación turística como son O Grove y Sanxenxo, no necesita esperar a la Semana Santa para recibir visitas: ayer mismo, cientos de personas se encontraron con la arena de A Lanzada para pasear, leer y hacer fotos, mientras un ejército creciente de surfistas ponían a prueba a las olas.

Bajo esa capa de actividad, el arenal presentaba ayer un rostro casi impecable. Los aparcamientos están en buen estado, los accesos no presentan deficiencias evidentes y la arena está limpia. Solo en la parte superior de la playa se dejaban ver algunos montones de madera, únicas pruebas de zafarranchos de limpieza pasados y que, probablemente, desaparecerán muy pronto, en cuanto la Diputación ponga en marcha el operativo diseñado para que el arenal luzca en todo su esplendor cuando lleguen los turistas.

A Lanzada no es el único arenal reluciente. Tras varios días grises y lluviosos, cientos de personas tomaron ayer el paseo de Silgar, en Sanxenxo, para disfrutar de una jornada soleada. Muchos, para evitar la aglomeración del paseo, desviaron sus pasos sobre la inmaculada playa. Y es que Silgar recibe cuidados y mimos durante todo el año y por eso, cuando el tiempo brinda una oportunidad de disfrutar de ella, siempre devuelve las atenciones recibidas presentando un aspecto inmejorable. Y como ella, buena parte de las playas de Sanxenxo.

Tomado por los caminantes también se encontró ayer el paseo marítimo que une Vilagarcía con Carril, ciñendo A Concha-Compostela. Afortunadamente, la franja de hierba que separa las losas del sendero urbano del arenal es lo suficientemente amplia como para ocultar las vergüenzas de la que es «playa de Compostela». Y es que allí donde llegan las mareas más altas se ha acumulado un amasijo de algas resecas y plásticos de lo más variopinto: bolsas con los logotipos aún bien definidos, botellas que han perdido sus tapones y tapones que han perdido sus botellas. No es esa, desde luego, la mejor imagen que Vilagarcía puede ofrecer de si misma a quienes la visiten. Así que toca remangarse y empezar a limpiar.

chequeo a las playas