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O un conejo, o unos peces, o un loro... La duda ya no está en elegir entre la tradicional disyuntiva o las propuestas menos convencionales, si no en el cuándo y el cómo
10 mar 2015 . Actualizado a las 00:44 h.«El perro es el mejor amigo del hombre». En realidad no solo el perro: un gato, un conejo, unos peces, un papagayo,... Sí, se podría resumir argumentando que cualquier mascota es el mejor amigo de cualquier ser humano. Sea cual sea el elegido -o los elegidos-, el tema al final del día es darse cuenta de la importancia de poner una mascota a tu vida. Da igual cuál, cómo, cuándo y por qué. Ya no sirven excusas.
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Vivir de espalda a los animales, y a la naturaleza sobre todo en general, nos ha hecho peores seres humanos y ha terminado pasando factura a la sociedad y al planeta. Solo hace falta echar un vistazo atrás para darse cuenta de cuánta verdad encierra esta afirmación. Durante siglos, la interacción entre humanos y animales han sido la base del desarrollo y, de repente, esta relación se corto por lo sano de la noche a la mañana. Sin embargo, durante los últimos años, el sentido común ha ido regresando paulatinamente -en algunos casos de forma más rápida que en otros-, volviendo a ser normal y aceptado la incorporación de las mascotas a las rutinas.
Dónde antes todo eran dificultades, actualmente se ha avanzado en un terreno farragoso donde los animales caseros por excelencia empiezan a ganar batallas con más derechos y privilegios para poder ser mascotas durante las 24 horas del día y los siete días a la semana de los doce meses que componen un año, y no solo cuando compensa a los dueños. Quizás por esta razón, actualmente tener mascota está de moda -pero ojo, de esas modas buenas, de las perennes y que no terminan a la vuelta de la esquina-, y sus partidarios ganan cada día más partidarios. Razones no les faltan: concretamente ocho.
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1. Nos sentimos menos solos
Si una cosa tiene una mascota es su particular forma de estar siempre presente reduciendo a mínimos el sentimiento de soledad. Cuando llegamos a casa, nos hacen una fiesta al cruzar la puerta. Mientras hacemos de comer, se colocan estratégicamente entre nuestras piernas para «a ver» si les cae algo. Cuando estamos en el sofá, buscan algún hueco para terminar con la cabeza sobre una de nuestras extremidades. Al despertarnos -si es que no lo hacen ellos-, nos hacen otra fiesta para que se nos quite el cansancio de encima y los saquemos de paseo. Solo les falta darnos conversación.
2. Ayudan a los niños a hacerse personas
Entendámoslo de la forma correcta. Cuando el pequeño de la familia convive con una mascota aprende desde el minuto uno valores como el respeto hacia los animales, la vida y la amistad. Además, también desarrollan antes el sentido de la responsabilidad al tener «bajo su cuidado» -siempre supervisado por los progenitores- al perro, al gato o al pez de turno.
3. Son un apoyo para las personas discapacitadas
Es una verdad que nadie puede negar. Algunos perros se convierten en los ojos y en los oidos de muchas personas. Y se convierten en parte indispensable de la vida de esa persona.
4. Sirven de medicina preventiva
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Que sí, que no es cosa de los animalistas obsesionados en la adopción a toda costa. Los expertos han explicado, una y otra vez, que el cuidado y el afecto hacia las mascotas tienen efectos positivos sobre la salud. Y señalan una enfermedad que son capaces de erradicar: el estrés. Además, también está comprobado que aquellas personas con animales en casa se recuperan antes de las cirugías. Un estudio de la Asociación Americana del Corazón también demostró hace un par de años que los que cuentan con animales en sus casas tienen un riesgo inferior de sufrir enfermedades cardiovasculares.
5. Mejoran el humor y la autoestima
Sea la razón que sea detrás de ese enfado que se acumula al llegar a casa después de una jornada en el lugar de trabajo o de estudio, es entrar por la puerta y asistir a esa particular fiesta animal de bienvenida y los problemas se quedan fuera. Puede parecer una tontería, pero la mascota de turno nos hace reír y provoca que nos sintamos útiles consolidándose como una fuente de motivación.
6. Perfecto para estar en forma
No todas las mascotas necesitan salir a pasear, pero en el caso de los perros esta afirmación se cumple a rajatabla. Necesitan caminar, hacer ejercicio a diario y jugar, por lo que nos tocará sacar un par de medias horas al día para sacarlo a la calle. Y mientras el pasea y hace sus necesidades, nosotros hacemos ejercicio. Por algo se empieza.
7. Con ellos, haces amigos
Bueno, quizás no a esos niveles, pero con mascota se mejora el contacto social. Y es que, es salir a pasear con el perro -y al tener unos horarios más o menos iguales- se termina coincidiendo en el parque con esos otros perros y sus dueños, y lo que empieza siendo típicas conversaciones de ascensor al aire libre terminan convirtiéndose en charlas más desenfadadas. Y sí, también se liga, y sin hacer falta que la otra persona tenga a un amigo de cuatro patas a su alrededor.
8. Nos podemos ir de vacaciones con él
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Si nuestra familia, amigos o novios están demasiado ocupados, siempre nos podremos enfrascar en un viaje con nuestra mascota -solos o acompañados-. A todo el mundo le gusta viajar, y, por suerte, durante los últimos años, existen cada vez más facilidades a la hora de viajar con el perro o el gato -son los animales con los que habitualmente más se viaja-. Con muchos alojamientos subiéndose a este tipo de turismo, solo hace falta tener una serie de cosas básicas en cuenta. Teniendo en cuenta que los animales son muy sensibles a los cambios, hay que estar mucho más pendientes de ellos para que se sientan lo más cómodos posibles.
Antes de salir hay que preparar su maleta y su transportín. Mucho más fácil de hacer que la nuestra, no hay que olvidarse de su comida habitual, sus golosinas, sus juguetes, su arenero -en el caso de los gatos-, y tejidos que les recuerde su hogar. Si se viaja en coche, hay que tener habilitado su espacio con red, jaula o rejilla en el maletero y parar frecuentemente para que pueda beber y estirar sus piernas. En avión, nos tendremos que despedir de ellos, ya que pocas compañías permiten llevarlos en la cabina y lo normal es que vuelen en la bodega, por lo que hay que ser prevenidos y ponerle un par de mantitas ya que en este espacio la temperatura suele ser bastante baja. En tren es obligatorio que viaje en su transportín, mientras que en barco también deben ir en sus jaulas en una zona reservada en bodega apartada del equipaje. Teniendo en cuenta que la nueva normativa sobre transporte de animales de compañía impone que, en el ámbito de la Unión Europea, las mascotas viajen con su pasaporte y con el microchip, en el caso de que los animales se pongan muy nerviosos a la hora de viajar, lo más recomendable es hacer uso de algún producto antiestrés -como los de Adaptil-. Con todo esto en mente, ya solo hace falta decidir en destino.