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Un iPhone con «Flappy Bird» descargado, a la venta por 99.900 dólares en eBay

La Voz REDACCIÓN

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El popular juego de los pájaros y las tuberías verdes ha sido eliminado de las tiendas de aplicaciones por su creador, que no es capaz de soportar el éxito

10 feb 2014 . Actualizado a las 17:52 h.

La obsesión por un videojuego puede rozar límites insospechados. Flappy Bird es un buen ejemplo. Los que hayan llegado tarde al éxito de esta popular aplicación se quedarán con las ganas de comprobar qué hay de interesante en teledirigir el vuelo de un popular pajarillo entre las clásicas tuberías verdes que conocimos con Super Mario Bros. El abrumador éxito del Flappy Bird -hasta este lunes encabezaba todas las listas de programas más descargados llegando a superar en Android la barrera de los 50 millones- es consecuencia directa, paradójicamente, de sus malas críticas. «Simple» es lo más bonito que se ha dicho del videojuego. Pero lo cierto es que el juego es adictivo como pocos y el misterio que envuelve su trágico final no ha hecho más que alimentar su leyenda. Su creador anunciaba este sábado a través de Twitter que retiraría el juego porque no podía «soportarlo más». Hoy no hay ni rastro de él en las plataformas de ventas online.

Algunos espabilados que cuentan con la aplicación instalada en sus teléfonos ya han visto el negocio y, corriendo, han puesto a la venta en Internet sus smartphones por desorbitadas sumas de dinero. La puja por un iPhone 5S con el Flappy Bird que un usuario ha colgado en eBay ha alcanzado ya los 99.900 dólares (unos 73.000 euros). El teléfono es un modelo de 16 GB gris espacial de la operadora AT&T. El precio inicial para este terminal de segunda mano era de 650 dólares, pero la demanda lo ha disparado en un abrir y cerrar de ojos y, aunque esta oferta fue la primera, no es la única ni la más descabellada. Un iPhone 4S con el programa instalado por 150.000 dólares australianos (unos 132.000 dólares americanos) ha recibido ya 13 ofertas y es actualmente la cifra más alta del portal.

¿Qué es lo que ha superado al desarrollador de juegos vietnamita Don Nguyen empujándole a hacer desaparecer todo rastro de su popular videojuego? «Esto no está relacionado con asuntos legales. Solo no puedo seguir. Tampoco venderé Flappy Bird, por favor no me pregunten», publicaba un poco más tarde, generando todavía más incertidumbre. Por lo que parece, el éxito ha podido con él. La aplicación le reportaba a su creador hasta 50.000 dólares al día generados por ingresos publicitarios, una abrumadora e inesperada prosperidad que le cogió totalmente por sorpresa. «La prensa está exagerando el éxito de mis juegos. Es algo que nunca he querido. Por favor denme un poco de paz», publicaba ya el 4 de febrero. «Puedo decir que Flappy Bird es un éxito mío. Pero también ha arruinado mi vida cotidiana. Así que ahora lo odio», continuaba cuatro días más tarde.

El colosal éxito de Flappy Bird es de esos fenómenos inexplicables que, simplemente, funcionan. La estética del videojuego es pobre, el diseño de los obstáculos recuerda en exceso al del clásico Mario Bros y sus intrucciones son simplonas. El jugador únicamente debe poner todo su empeño en hacer avanzar al pájaro entre las tuberías verdes, una tarea demasiado fácil que demuestra, en cambio, que lo sencillo cuenta con un alto porcentaje para triunfar. La cantidad necesaria de frustración para conseguir enganchar al jugador la pone la dificultad para lograr puntuaciones altas.

Hay quienes achacan la radical decisión del desarrollador a un problema legal, aún cuando él mismo se ha encargado de despejar esta duda en sus tuits asegurando que nada tiene que ver. La excesiva similitud de la estética de Flappy Bird y el arcaico escenario del fontanero de Nintendo podría haber empujado a los japoneses a darle un toque de atención a Don Nguyen.

Los usuarios que ya tengan Flappy Bird instalado en sus dispositivos podrán seguir entreteniéndose en sus ratos muertos, intentando superarse en cada partida y comentando en las redes sociales lo estúpida que es la dinámica que les mantiene pegados a sus pantallas. Pero los que no lo hayan probado nunca, se han quedado sin la oportunidad de hacerlo. El vietnamita ha cumplido. Su rastro ha desaparecido por completo de Google Play y de la Apple Store.

Amenazas en Twitter

La puesta en práctica de la anunciada decisión no ha sentado nada bien a algunos usuarios. Algunos, asegura Europa Press, han llegado incluso a enviarle tuits al creador del juego amenazándole con suicidarse si cumplía su promesa. Mientras que algunos mensajes eran en tono de broma, otros incluían amenazas de muerte e insultos. «Te mataré si tengo que hacerlo. Pon Flappy Bird otra vez en el mercado o me temo que tendremos que vernos», escribió un usuario. «Más te vale no eliminar Flappy Bird porque tendré que asesinarte si lo haces», tuiteó otro.

No es la primera vez que los desarrolladores de juegos son objeto de abusos en redes sociales. Un trabajador del equipo de Call of Duty, David Vonderhaar, fue víctima de insultos y amenazas después de que se rebajara el rango de un rifle dentro del juego. Por otra parte, el creador de Bioschock, Ken Levine, explicó que conoce varios desarrolladores que han dejado la industria porque «ya no vale la pena el problema».