Cada usuario revisa su «smartphone» una media de 150 veces al día
07 jul 2014 . Actualizado a las 16:33 h.A finales del 2013, Kevin Holesh y su prometida se mudaron a vivir juntos en Pittsburgh (Pensilvania), un paso importante en una relación de ocho años que en un inicio no salió tan bien como esperaba por culpa de la adicción de ambos al teléfono inteligente.
Su caso está lejos de ser una rareza. La dependencia del smartphone se ha convertido en algo habitual en la sociedad contemporánea donde de media un usuario revisa su dispositivo móvil unas 150 veces al día, según Tomi Ahonen Almanac, y el número de enganchados al móvil se ha disparado un 123 % en el último año, según estudios de la consultora Flurry Analytics.
«Yo me pasaba el rato en Twitter y ella en Instagram, siempre mirando fotografías. No es que nos distanciáramos pero cada vez estábamos más distraídos. El iPhone tenía gran parte de culpa. Se estaba entrometiendo en nuestra vida en común», aseguró Holesh, quien decidió tomar cartas en el asunto.
Para este desarrollador de software de 45 años el teléfono móvil es una herramienta laboral, así que en vez de deshacerse de él optó por diseñar una aplicación que le ayudara a racionalizar su tiempo y así nació Moment, disponible gratuitamente para iPhone. Moment registra el tiempo diario de uso del teléfono y permite establecer límites que sirven para que el usuario sea consciente de que está abusando del aparato electrónico y pueda cronometrar y controlar su tiempo.
Holesh logró rebajar a la mitad el tiempo diario que pasaba utilizando su móvil, que ahora ronda aproximadamente unos 40 minutos, lo que mejoró de inmediato su relación de pareja, aunque admitió que ni su novia ni él han «erradicado la adicción». «Hacemos más actividades juntos sin estar conectados (al teléfono)», apuntó.
El límite, las 60 visitas
Un estudio del pasado mes de abril realizado por Flurry Analytics estableció que un adicto a móviles (tabletas y teléfonos) es aquella persona que abre aplicaciones más de 60 veces al día, es decir, seis veces más que un consumidor medio.
Entre marzo del 2013 y marzo de 2014 la cifra mundial de adictos se ha multiplicado un 123 % hasta situarse en 176 millones de personas, y todo apunta a que el número continuará aumentando mientras los smartphones sigan proliferando.
En EE.UU. seis de cada diez adultos poseen un teléfono inteligente, según un informe de enero de Pew Research Center, mientras que a nivel mundial el porcentaje apenas supera el 20 %. Las compañías del sector se afanan en reducir esa diferencia con dispositivos menos vanguardistas pero más baratos que encuentren aceptación para cualquier bolsillo.
El rol cada vez más trascendente que juega el teléfono como herramienta de interacción social, y principal fuente de acceso a Internet para un tercio de los estadounidenses, ha derivado además en situaciones obsesivas de dependencia.
Una encuesta realizada en los Estados Unidos en el 2012 por la empresa tecnológica Lookout determinó que el 58 % de los propietarios de un smartphone no dejan que pase una hora sin echar un vistazo a su teléfono y que un 73 % de los usuarios admitió sentir pánico ante la idea de no saber dónde se encontraba su dispositivo.
Nueva patología
Esa ansiedad se ha bautizado como nomofobia (fobia a no tener el teléfono móvil) y el pasado mes de mayo un grupo de psicólogos de la universidad italiana de Génova solicitaron formalmente, tras una reunión en la que estudiaron el trastorno, que se incluyera la nomofobia como una una patología de nuevo cuño y se inscribiera en el manual de diagnósticos de trastornos mentales DSM-V.
Los proponentes argumentaron que este mal presenta ya unas características de epidemia, y que se han descrito casos en Estados Unidos, la India y varios países de Europa, y recordaron también que actualmente existe un número limitado de tratamientos que combinan psicoterapia y medicación para contrarrestar los efectos negativos que genera una adicción moderna que posee una gran capacidad de extensión.
Aplicaciones «fármaco»
Aplicaciones como la diseñada por Kevin Holesh podrían tener un papel preventivo al establecer unos límites a la sobredosis de móvil. Por el momento únicamente existe para el ecosistema Apple, pero los usuarios de Google Android tienen alternativas como Breakfree, que puntúa el grado de adicción, Offtime, que ayuda a programar los tiempos de desconexión, o Menthal, que sirve para medir el uso que se le da al teléfono móvil por parte del usuario.