Un experimento vincula una mayor ira con el «realismo» que aporta la tecnología
23 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.«La combinación de contenido violento y la tecnología de inmersión en 3D puede ser un problema», concluye Brad Bushman, profesor de comunicación y psicología en la Universidad de Ohio (Estados Unidos). En busca de las raíces de la agresividad moderna, experimentó con 194 estudiantes universitarios (hombres y mujeres). Jugaron al videojuego Grand Theft Auto IV (GTA IV), unos en pantallas de dos dimensiones y otros en una 3-D de 96 pulgadas y gafas apropiadas. La mitad debía matar en el juego a tanta gente como les fuera posible. La otra mitad debería evitar la violencia.
Al final informaban de su estado de ánimo y, de todos ellos, los que más molestos y furiosos se confesaron resultaron ser los que, gracias al 3D, se habían sentido inmersos «realmente» en el entorno del juego como un personaje más. Bushman ha llamado a la reflexión a los fabricantes de productos electrónicos, desarrolladores, consumidores, padres y agencias de calificación sobre juegos con violencia y gráficos espeluznantes.
GTA IV salió en el 2008 en HD para consolas pero hace un año se lanzó la versión V, que pasa por ser el videojuego más caro de la historia (265 millones de dólares), con ventas de mil millones en las tres primeras semanas. Narcotraficantes, policías corruptos, asesinos, pandilleros, ex atracadores viajan a toda velocidad en una trama ambientada en Los Ángeles (Hollyvood aparece con Vinewood).
Brad Bushman ya realizó hace un año otro experimento con el GTA (lo comparó con el Pinball 3D o el MiniGolf 3D), esta vez con un grupo de adolescentes italianos. Los chicos de la inmersión violenta, y en menor medida las chicas, mostraban menos autocontrol, comían tres veces más chocolate y mostraban más agresividad.