Aún no han elegido al actor que dará vida al detective Leo Caldas.
20 ene 2012 . Actualizado a las 12:04 h.Si los planes no se tuercen, antes de que remate el año Domingo Villar tendrá la oportunidad de ver en acción y en carne y hueso (en la gran pantalla, eso sí) a Leo Caldas, su inspector favorito. Y es que Gerardo Herrero, que se hizo en su día con los derechos de La playa de los ahogados, puso a funcionar la maquinaria de Tornasol, su productora, y hace tiempo que tiene el guion sobre su mesa a la espera de que Villar, al que finalmente convenció para que participara activamente en el proyecto, le dé el repaso definitivo y, con él, su visto bueno. «Me persiguió a conciencia. Le costé varias comidas», ironiza el escritor.
Falta también, claro, parte de la financiación. Sabido es que las televisiones que, al parecer, han mostrado su interés por la película, no están precisamente boyantes en estos momentos, así es que igual hay que llamar a otras puertas.
El que sí se sabe que está dispuesto a poner dinero en La playa de los ahogados, es el novel productor vigués Carlos Rodríguez (Foresta Films). «Me hace especial ilusión participar en este proyecto. Primero porque creo que es una buena historia, segundo porque los profesionales que hay detrás son muy solventes y, finalmente, porque he pasado más de la mitad de mi vida en el Val Miñor y, por tanto, he pateado mil veces Panxón, A Madorra, Monteferro... los escenarios de la novela», dice.
Mientras termina de cerrarse el capítulo de la financiación ya han entrado en acción los responsables del cásting. Seguro que no les será difícil dar con un convincente Justo Castelo (el marinero que aparece en la playa con las manos atadas), lo más complicado seguro que será encontrar al Leo Caldas idóneo. En ello están.
El que, al parecer, ya tiene papel asegurado es Carlos Álvarez, propietario del Eligio, la tasca a la que día sí y casi día también, acude religiosamente el inspector de ficción. Tanto influyeron los gustos culinarios del policía en algunos clientes que Carlos le ha puesto su nombre a uno de los platos de la carta: Chipirones Leo Caldas.
Quién sabe si aparecerá (Carlos, digo) haciendo la cuenta a un cliente -«Siempre apuntaba a lápiz el importe de las consumiciones, escribiendo directamente sobre el mármol del mostrador»-, o acaso charlando con Carlos Oroza -«el poeta estaba de pie en la barra»-, o tal vez contestado al inspector con otra pregunta a la suya de si hay algo de comer: «¿Te saco un poco de pata con garbanzos que quedó del mediodía?».
Y así fue como, gracias a La playa... y a que Caldas había estado presente alguna vez mientras preparaban el plato, descubrimos el secreto de la receta: «Pata deshuesada en trozos pequeños, que dejan hervir a fuego lento durante toda la mañana con cebollas, puerros, zanahorias y sal. Después de tres horas en la lumbre, añadían los garbanzos, y al final un sofrito con ajo, cebolla y pimentón».
Confía Villar en que la mayor parte del rodaje se realice en los mismos escenarios que aparecen en la novela, algo en lo que coincide con Carlos Rodríguez. Habrá que esperar para comprobarlo.