Tanxarina celebra los veinticinco años del estreno de «Titiricircus», una obra de títeres que sigue representando a petición del público
22 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.«Por nós pasa o tempo pero non por elas» afirma Eduardo Alberto Rodríguez, Tatán, para referirse a las marionetas de Titiricircus, la obra que Tanxarina Títeres lleva representando desde hace veinticinco años. Para celebrar tan longeva vida, Kalandraka ha editado un libro conmemorativo, ilustrado por Pablo Giráldez, O Pastor.
No es que la compañía redondelana carezca de imaginación y se perpetúe narrando la historia de los dos viejos trabajadores de circo reconvertidos en payasos. No. Su producción es fructífera y todos los años sorprenden con nuevas marionetas e historias. Es el público quien no se cansa de solicitarla y ellos han aprendido a mantenerla presta. «Pintámolos e repintamos constantemente para que estea a punto porque é un espectáculo moi aberto e actual», explica Tatán, quien junto a Miguel Borines y Andrés Giráldez formaron Tanxarina Títeres en 1983, tras regresar de Barcelona, donde fueron alumnos de Harry Tozer, profesor del Institut del Teatre.
El recorrido de Titiricircus es paralelo al nacimiento del teatro contemporáneo gallego y su proceso de profesionalización. «Naceu coa creación do Centro Dramático Galego pasando polo antigo Igaem, que agora é Igadic; nós estamos orgullosos de telo acompañado», apunta.
Tatán asegura que no les cansa regresar constantemente a esta obra porque pueden combinarla con otras. «Todo actor fai unha obra, representaa e remataa, e despois a por outra, pero nós non. Non sei se é polo feito de que construímos bonecos e os temos no taller», razona el titiritero redondelano.
Y es que el material que emplea para representar la obra es el mismo de hace veinticinco años. «As marionetas teñen sempre a mesma idade, incluso, as veces, cando as repintamos volvense máis novas. Os únicos que temos que retocarnos máis somos nós. Por nós pasa o tempo por elas non», dice sonriente el componente de Tanxarina.
Y tampoco han cambiado las reacciones del público, que disfrutan igual que entonces. Si acaso, cambió la propia comodidad del espectador que ahora sí observa la función sentado en una silla. Y es que Titiricircus ha sido representado en fiestas populares y asociaciones vecinales, así como también en grandes teatros. Porque el teatro de títeres y marionetas es universal. «Recientemente, Comba Campoy fixo un documental moi bonito onde se explica o proceso que levou Viravolta para recuperar os títeres de Barriga Verde. Fai unha comparación entre o que era Barriga Verde e os títeres ingleses, italianos, franceses e se ve ese punto universal porque hai moitas conexións», señala.
Lo que sí cambio fue el método de trabajo de Tanxarina, que pasó de la autarquía a las colaboraciones externas con directores e guionistas, como Pazó, Cadaval o Calvo. «Todo esto xunto aos vestiarios de Carlos Alonso e as escenografías de Pablo Pastor; melloramos nese aspecto», concluye Tatán.
Si todavía no quedó clara la historia de estos veinticinco años, hoy, a las 19.30 horas, se podrá ver en el Multiusos de A Xunqueira, en Redondela, el documental 25 anos do Titiricircus, de Cuchi Carreira.
«As marionetas teñen sempre a mesma idade e cando as pintamos son máis novas»