La Plataforma de Afectados por las Hipotecas considera que los perjudicados por los desahucios pueden catalogarse en cuatro perfiles en función de su posición como comprador o avalista.
AUTÓNOMOS
Empeñaron su patrimonio en un negocio que cerró. Son uno de los colectivos con más riesgos de perder todo su patrimonio y acabar en la calle. La ley apenas les protege en caso de que pierdan sus ingresos, por lo que deja al descubierto su negocio cuando va mal en ventas o no pagan sus clientes. A mayores, para poner en marcha una empresa, el banco les exige unas garantían que es su propio patrimonio o el de sus familiares. El resultado es una reacción en cadena que también arrastra a los avalistas. En algunos casos, las deudas son imposibles de pagar porque los préstamos se firmaron en época de bonanza, donde los millones corrían a raudales de mano en mano. En muchos casos, los autónomos que piden ayuda a la Plataforma están en proceso de ser desalojados de sus casas después de haber perdido sus naves y oficinas. Pero incluso aquellos que dispongan de fincas, inmuebles y edificios enteros se encuentran con que ese patrimonio es insuficiente para saldar una gigantesca deuda.
AVALISTAS
Padres que confiaron en sus hijos. Los bancos intentan recuperar el préstamo ejecutando las garantías, generalmente el piso que el padre del deudor puso como aval para que su hijo montase el negocio que tanta ilusión le hacía. Cuando la familia no tiene ingresos, lo pierden todo. En Vigo, hay varios casos de este tipo, que tienen que elegir entre comprar comida para todos con la pensión de la jubilación o pagar la hipoteca. Estos, desesperados, han pedido ayuda a la Plataforma para que pare su expulsión del hogar y el banco les dé un respiro.
DESEMPLEADOS
Sin ingresos y una cuota alta. Son familias que en la época de bonanza, tenían un buen trabajo y adquirieron un piso cuyo precio estaba inflado por la burbuja inmobiliaria. Hace años que se han quedado en el paro y carecen de medios para abonar la hipoteca, que sigue en 600 o 700 euros al mes. Es imposible de pagar cuando se agota el paro y el desempleado solo percibe ingresos por el subsidio de 400 euros o el Risga. Las cuotas dejan de pagarse y el banco inicia los trámites para pedir la subasta. Es difícil pararla porque no hay ingresos a la vista.
AVALISTAS CRUZADOS
Extranjeros que se avalaron entre sí. Un fenómeno que empieza a salir a la luz es el de los inmigrantes que actuaron como avalistas cruzados. Unos se ponían de avalistas de otros para comprar un piso y luego, los otros les devolvían el favor o fue el mismo banco el que lo propuso. Así se estableció una red de apoyos entre inmigrantes y cuando uno de ellos fue despedido, toda el sistema se derrumbó como un castillo de naipes.