El Concello y la Xunta instalan trampas para capturar al escarabajo masivamente e intentar evitar que se extienda
24 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El escarabajo rojo que mata las palmeras ya es una plaga en Gondomar. El insecto que ha causado estragos en la costa mediterránea ya ha entrado en Galicia a través del Val Miñor y se reproduce con unas consecuencias impredecibles para los palmerales de la comunidad.
Las primeras palmeras afectadas fueron localizadas a comienzos de este año en la zona de Borreiros. La Xunta actuó informando a los profesionales sobre este peligroso parásito y con una serie de recomendaciones sobre tratamiento fitosanitario para evitar su propagación. Pero el brote no ha podido ser atajado. El Ayuntamiento habla ya en términos de plaga y se prepara para exterminar el coleóptero de una manera masiva.
El concello y la Xunta comenzaron ayer a instalar trampas en todo el término municipal de Gondomar para tratar de controlar esta plaga.
El objetivo es capturar este insecto en grandes cantidades con el fin de evitar su dispersión. Los dispositivos son unos contenedores que contienen feromonas que atraen a los escarabajos y donde quedan atrapados. Estos dispositivos permitirá saber de qué manera se ha extendido el picudo por todo el municipio.
Esta nueva medida se suma a las ya adoptadas en el municipio entre las que se encuentran la aplicación de tratamientos preventivos y reparadores en ejemplares sospechosos y la tala de ejemplares irrecuperables.
Muy dañino
El picudo rojo es el insecto más dañino para las palmeras en el mundo y en la mayoría de los casos provoca su muerte. Es originario de las regiones tropicales del Sureste Asiático y Polinesia. Comenzó su expansión hace 25 años atacando a palmeras datileras de los países del sur de Asia, Península Arábiga e Irán. Fue introducido en el norte de África a través de Egipto en el año 1993 continuando su expansión hacia los países europeos.
Las larvas excavan galerías desde las axilas de las hojas hasta la corona, en cuyo interior se alimentan vorazmente. Los parásitos resisten a las fumigaciones.