Si cada vez hay menos estaciones y en las que siguen funcionando paran menos trenes la posibilidad de que exista un día algo parecido a una red de cercanías es prácticamente inimaginable. Ahora mismo, y la ministra lo confirmó el domingo, estamos muy próximos a que el tren Vigo-Pontevedra una ambas ciudades en un tiempo aproximado a quince minutos.
No se trata de algo excepcional ya que la línea Santiago-A Coruña hace tiempo que comunica ambas urbes en treinta minutos, lo que ha modificado hábitos entre los viajeros y disparado su utilización
Sin embargo, para que exista una red de cercanías que facilite la movilidad más sostenible, que es la del ferrocarril, hace falta rapidez pero también frecuencias y, a la vez, paradas intermedias. En esto último la marcha atrás está confirmada.
En la reciente reforma aplicada por Fomento, Galicia ha perdido 94 frecuencias semanales, se han cerrado 26 estaciones y otras 30 lo harán en el futuro. Aunque las líneas más afectadas son Ourense-Puebla de Sanabria y también Ferrol-Lugo, junto con A Coruña-Santiago y Santiago-Ourense, en el sur también tendrá consecuencias.
En concreto, han dejado de existir como estaciones la de Chapela, en la vecina parroquia redondelana, y también Figueirido, cerca de Pontevedra, lo que reduce la relevancia social de la línea Vigo-Pontevedra. Entre Vigo y Ourense se ha cerrado Louredo y tres tendrán una sola parada: Sela, Crecente y Barbantes, lo mismo que en la redondelana Cesantes.