El carril-bici es negocio

Enrique V. Pita ALMUERZO GRATIS

VIGO

22 ago 2013 . Actualizado a las 11:42 h.

Dice un proverbio holandés que lo primero que aprenden los niños de ese país es a conducir una bici con un mano y sostener un paraguas abierto con la otra. Allí circulan bicis por todos lados, como es sabido. También en Londres, donde funciona un servicio de alquiler por un barato carril-bici pintado en el asfalto. Allí, muchos inmigrantes se mantienen gracias a un nuevo empleo: conductor de carritos a pedales (rickshaws) para pasear a turistas. En el 2000, ya circulaban en Berlín y en Galicia se ha visto alguno este verano. En París, los visitantes recorren las riberas del Sena en bicis de alquiler por el carril bus, separado del tráfico por una bionda. En Bilbao, los cicloturistas pasean por una senda frente al museo Guggenheim. Gijón y Avilés han dotado a sus paseos marítimos de viales para los vehículos de dos ruedas. Y en A Coruña, el carril bici de 10 kilómetros está repleto de turistas y cruceristas que alquilan karts donde padres e hijos pedalean juntos encantados. Es un éxito gracias a emprendedores que olieron el negocio familiar que genera el carril-bici. En Oporto, las bicis llegan seguras a la playa de Matosinhos y A Guarda, Oia, Baiona, Nigrán y Cangas tienen senda de cicloturismo.

¿Y qué pasa en Vigo? Los ciclistas son unos locos que arriesgan su pellejo entre el denso tráfico de la ciudad. El Concello gastó millones en humanizar las calles, renovó los adoquines y taló árboles, pero desaprovechó la oportunidad de abrir rutas para el carril bici. Que haya muchas calles en cuesta no es excusa porque nada impide tender itinerarios llanos entre Teis y Samil, por la costa, O Calvario-Pizarro-Plaza de España o Plaza de América-Camelias-Gran Vía. Cuando los ciclistas de la Vuelta a España salgan de Vigo el lunes, se irán con la sensación de que esta es... la capital del motor.