La Fiscalía advierte de que la prostitución deja los clubes y se repliega a los pisos para que las víctimas estén ocultas. La falta de denuncias de las víctimas dificulta la investigación
03 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La red internacional de proxenetas nigerianos que operaba en Vigo cayó porque la policía observó en la zona portuaria de O Berbés a una prostituta que era controlada en todo momento por otra mujer que no trabajaba. Inmediatamente, aplicaron las medidas del protocolo de protección y recuperación de víctimas de trata de seres humanos. De forma paralela, identificaron a los jefes de la red que contaba con intermediarios.
Este último golpe policial habría sido más difícil si la víctima no hubiese sido obligada a trabajar en la calle. Porque, a día de hoy, la prostitución se vuelve cada vez más invisible, las mafias de proxenetas se repliegan de los clubes a los pisos para pasar más inadvertidas. Así lo advierte la fiscala jefa de Vigo, Susana García-Baquero, especializada en Extranjería. «La prostitución se hace cada vez más invisible, se hace en pisos, y por tanto, es más difícil detectarlas. Cuanto más oculta está la víctima, más se hace esta actividad en la intimidad», dice. En especial, resalta el caso de las asiáticas, una explotación que se mueve en las sombras y de la que solo hay indicios.
García-Baquero, que investiga la red internacional de proxenetas nigerianos de Vigo, señala que cuando las mujeres explotadas son visibles, los casos de trata de seres humanos afloran mejor. Pero esto ocurre menos. «La mayoría de las víctimas son invisibles, generalmente asiáticas, eso es lo problemático. Ni siquiera puedo afirmar que existan, sospechamos que explotan a asiáticas pero no tenemos conocimiento», dice la experta. Recalca que «hay indicios de que existe en España, no en Pontevedra, y cuanto menos se sabe de una situación, más peligrosa es para ellas». El tema preocupa mucho en el grupo Asia de la Brigada de Extranjería.
Una de las claves para que la prostitución continúe oculta está detrás de la ley. «Debería regularse de manera legal clara la prostitución porque nos movemos en la absoluta alegalidad», afirma. Se pregunta la fiscala jefa por qué no se aplican sistemas «de nuestro entorno» como el de Francia. «Hablo de definir el hecho concreto de lo que es delito. En Francia, es delito explotar un club, aquí solo la coacción proactiva. Hay que optar por un sistema y no por la alegalidad», afirma.
No hay denuncias
La fiscala tiene confianza en avanzar en las investigaciones y lamenta que, por ahora, dependan prácticamente de que las víctimas denuncien. «En general, son delitos de difícil investigación porque las víctimas no denuncian», dice. Cree que hay varias soluciones. «La ONU dice que, ante determinados indicios, hay que aplicar medidas de protección sin reservas, hay que estar atentos y observar lo que sucede con la posible víctima de una red de trata de seres humanos», indica.
García-Baquero tampoco cree que las mafias rumanas y nigerianas se repartan ellas solas el negocio. «Donde no hay mafias es en los países del primer mundo, donde haya desigualdad, las mujeres son más vulnerables, como en Rumanía, en Sudamérica o Europa del Este», afirma.
Una de las propuestas de García-Baquero es aplicar medidas de protección hacia los hijos menores de las víctimas en los países de origen, «con toda la dificultad que conlleva porque allí no se puede aplicar nuestra legislación y están en otro país».
No obstante, la investigación de las redes de proxenetas sigue «con fuerza» por parte de la policía. Un punto clave fue cuando se modificó la ley del 2010 y entró en vigor el delito de trata de seres humanos. Se concretó lo que era el delito de tráfico ilícito de seres humanos, se diferenció entre prostitución y explotación laboral y se tipificó un nuevo hecho: el empleo de trabajadores sin darlos de alta en la Seguridad Social. Se tipifica como delito esa conducta en empresarios cuando determinado porcentaje de empleados no están dados de alta.