El marquesado de la Puerta de la Gamboa, que recibió Morillo, se extingue como título tras cumplir medio siglo vacante. Nadie desde 1962 ha vuelto a ostentarlo.
22 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Le costaría dinero y pleitos. También, buscar algún lejano parentesco con el militar decimonónico Pablo Morillo. Pero usted, amable lector, podría convertirse en Marqués del Casco Vello. Porque, al menos, cuenta con una remota baza para conseguirlo: el título nobiliario acaba de cumplir 51 años vacante. Nadie, desde 1962, ha vuelto a ser Marqués de la Puerta de la Gamboa, que es la denominación exacta del título.
El último que ostentó la distinción fue el barcelonés Enrique de Génova Bouyosse-Montmorency. Pero ni siquiera lo hacía de forma oficial, porque no lo tenía reconocido por el Ministerio de Justicia. Cuando fallece, en 1962, aún estaba en trámites para que se le atribuyese el título. Y aquí radica el mayor problema para convertirse en marqués del Casco Vello de Vigo. Porque es posible la rehabilitación de un título nobiliario vacante, previo pago de una tasa de 4.461 euros, la actualmente vigente.
Lo malo es que, una vez pasados 40 años sin dueño, los títulos se extinguen definitivamente. Solo un complicadísimo litigio, de improbable éxito, lograría que volviésemos a ver a un Marqués de la Puerta de la Gamboa.
El título pronto cumplirá dos siglos. Fue concedido por Real Despacho de 17 de diciembre de 1819 a Pablo Morillo y Morillo, el líder militar de la Reconquista de Vigo, en 1809, frente al invasor napoleónico. En la misma orden, Morillo es también nombrado Conde de Cartagena.
El título se denomina oficialmente Marqués de la Puerta y se refiere a la de la Gamboa, la entrada a las murallas de Vigo que fue derrumbada por Bernardo González del Valle, apodado «Cachamuíña», quien recibió tres heridas de bala en su heroica acción. Había tomado el hacha de un viejo marinero del puerto de O Berbés, llamado Carolo, que murió acribillado en la misma refriega. La distinción se concedió a Morillo, mientras Cachamuíña, que arrastraría las secuelas de los balazos toda su vida, recibió la promesa de una paga por la que rogó y rogó, ya muy anciano, y jamás recibió.
Así que, aunque los honores no suelen hacer justicia, lo cierto es que Morillo disfrutó de su título nobiliario, que a su muerte legó a su hijo, Pablo Morillo del Villar. Este lo legaría posteriormente a su vástago Aníbal Morillo y Pérez, que abonaría las tasas sucesorias en 1886.
A comienzos del siglo XX empieza a usar el título de Marqués de la Puerta Enrique de Génova Bouyosse-Montmorency, que es sobrino de Aníbal Morillo. Lo hace con autorización del Consejo de la Grandeza de España, pero antes de pagar las tasas. De hecho, así lo reconoce cuando inicia, en 1948, los trámites para que se le otorgue definitivamente el marquesado: «previa tramitación por la Diputación de la Grandeza, viene usando con carácter particular, por suceder a su tío don Aníbal Morillo y Pérez, el título de Conde de Cartagena, Marqués de la Puerta, y solicita se le dé validez oficial a las mercedes nobiliarias con exención de derechos».
Sin embargo, Enrique de Génova muere antes de que se resuelva su expediente. Así se apunta en otro documento del Ministerio de Justicia: «Habiendo fallecido el interesado de este expediente, don Enrique de Génova Bouyosse-Montmorency, y no habiendo otro interesado en el mismo, se remitan las presentes actuaciones y documentos al archivo. En Madrid, a 19 de enero de 1962». Aquí se aca,ba el Marquesado de la Puerta de la Gamboa. Han pasado 51 años desde el último trámite legal para darle vida. Y la ley dice claramente que, cumplidos 40 años sin dueño reconocido, los títulos se extinguen. Su rehabilitación es imposible. Y el éxito, por la vía del litigio, parece improbable.
Además, hay que estar emparentado con el militar Pablo Morillo. Y, como el Casco Vello de Vigo sigue buscando su marqués y la plaza sigue vacante, daremos como pista a los aspirantes que hay que tener antepasados en Puentesecas, provincia de Zamora. Allí nació, en 1775, el primer Marqués de la Puerta, hijo de Lorenzo Morillo y Bragado y de María Morillo y Vaquero.
Queda, por último, la alternativa de usarlo por las buenas «y con carácter particular». De hecho, esto sucede con algunos de los más de 2.500 títulos nobiliarios extintos que hay actualmente en España.
Siempre hay quien se las dé de noble sin serlo oficialmente. Y puede uno decir que es Marqués de la Puerta de la Gamboa, como tataranieto de Sisí o el último de los Romanov.
Es una de las opciones, pero no conviene excederse: hay centros especializados para quienes hacen a voces tales proclamaciones.