«Mi primera foto fue a Claudia Cardinale»

Luis Carlos Llera Llorente
Luis carlos llera CANGAS / LA VOZ

VIGO

Oscar Vazquez

José Pérez Santoro, memoria gráfica del último medio siglo en Cangas, cierra su estudio

14 mar 2014 . Actualizado a las 09:44 h.

José Pérez Santoro ha echado el cierre. Su obra constituye buena parte de la memoria gráfica de Cangas en el último medio siglo. En su estudio todavía cuelgan muchas imágenes que ha sucedido en la villa .

Santoro nació en Cangas en el año 1941 y se fue voluntario al servicio militar a Madrid. Le tocó en Aviación. Entonces ya tenía afición por la fotografía y había realizado unos cursos a distancia. En Getafe le encargaron que montase el laboratorio fotográfico del Ejército del Aire.

Al terminar el servicio militar se formó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En esa época el productor de cine norteamericano Samuel Bronston abrió un estudio en Las Rozas y necesitaba personal para trabajar en el laboratorio de fotografía. «Yo estaba en el turno de noche. Acababa a las ocho de la mañana y me iba la pensión en la que vivía a descansar», rememora Santoro. «Un día me llamaron y me preguntaron si tenía cámara fotográfica porque urgía realizar unas fotografías. Cogía la Retinete que tenía y me fui con ellos a un edificio. Me encontré con Claudia Cardinale de frente. Me vio tan pardillo que me ayudó a hacerle la fotografía. Era en un dormitorio y yo le hice la foto a través de una puerta de cristal. Eran imágenes para luego promocionar la película El fabuloso mundo del circo».

Pérez Santoro debió sacar buenas imágenes de Claudia Cardinale porque la empresa le ofreció un sustancioso contrato. «Ganaba 20.000 pesetas a la semana», recuerda. Con el sueldo se compró una cámara muy buena, una Hasselblad. Bronston cerró sus estudios y oficinas en España y Santoro quiso probar fortuna en París porque «en las productoras españolas el sueldo era mucho más bajo». En la capital francesa estuvo realizando diversos trabajos, entre ellos el de encargado de entregar las cenizas en el cementerio de Montmartre. A los seis meses de estancia regresó de Francia y abrió un estudio de fotografía en el barrio vigués de Bouzas. Al poco tiempo, en 1965 se estableció en Cangas en un bajo de Eirado do Señal que pertenece a su familia, donde aún sigue.

Al cumplir 50 años de edad Santoro sufrió una crisis profesional. «Empecé a pensar: ?¿qué me queda, seguir los sábados y domingos con la BBC (bodas bautizos y comuniones)??». Decidió dejar las bodas y luchar por el octavo arte. Así empezó a experimentar con materiales antiguos, renovándolos de la mano de su maestro en este campo, José Gago. Desde ese momento comenzó a hacer las fotos que había soñado, ampliando la temática. Con el cambio de enfoque llegaron los galardones en cascada,: primer premio de composición en el concurso europeo de retrato, primer premio de iluminación en ese mismo concurso, fotógrafo distinguido por la federación española de profesionales de la imagen, juez oficial... En los últimos años tuvo que empezar a usar la cámara digital. Pero prefiere la Pentax clásica para hacer fotografía de autor, aunque confiesa que en su último viaje a Canarias también ha hecho fotos con el teléfono móvil. Pero recuerda que «una fotografía en blanco y negro hecha con el papel tradicional dura 150 años».