El fiscal pide 3 años de cárcel a un hostelero por el ruido de su local

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO

La Audiencia juzgará el primer caso penal por contaminación acústica

22 sep 2014 . Actualizado a las 12:45 h.

Tres años de prisión, una multa de 4.500 euros, dos años de inhabilitación para trabajos en hostelería y el pago de una indemnización de 6.000 euros a la víctima. Esa es la condena a la que se enfrenta el responsable de una cafetería de Vigo por hacer la vida imposible a una familia con el ruido de la música a todo volumen generado en su local hasta altas horas de la madrugada desde el año 2007. La Fiscalía lo ha denunciado por un delito contra el medio ambiente en relación con la ordenanza municipal contra la contaminación acústica. También solicita en su escrito de acusación el cierre definitivo del local y que el acusado pague las costas del juicio.

El propietario de la cafetería Nueva Era, ubicada en la calle Doctor Canoa, Fernando C.S., tendrá que sentarse en el banquillo de la sección quinta de la audiencia provincial en fechas próximas.

Se trata de una denuncia inédita en la provincia de Pontevedra, tal y como reflejaba en su memoria anual de 2013 la Fiscalía de Medio Ambiente. Nunca un caso de contaminación acústica había sido motivo de la apertura de un procedimiento penal con la petición de privación de libertad.

El ministerio público observa indicios de delito en el comportamiento del hostelero denunciado, puesto que el hombre carecía en su bar de licencia para poner música y se burlaba presuntamente de sus vecinos bajando el volumen de sus altavoces cuando observaba acercarse a la Policía Local.

La vecina afectada por esta situación, que reside en el mismo inmueble donde se encuentra la cafetería, llegó a pedir a los agentes locales que acudieran de paisano a su domicilio para efectuar las mediciones para no poner sobre aviso al infractor. Los agentes comprobaron en varias ocasiones dentro del dormitorio de la afectada cómo el establecimiento se saltaba los límites de ruido marcados en la ordenanza, llegando a alcanzar los 38 decibelios.

El Ayuntamiento le abrió varios expedientes sancionadores. Como consecuencia de las mediciones realizadas en 2010, el Concello incoó un expediente sancionador por contaminación acústica que terminó con una resolución firme de sanción al titular por un importe de 1.500 euros, que a la fiscalía no le consta que haya pagado.

También le instó a regularizar la situación del local para no perjudicar a terceros. A pesar de dichas advertencias y expedientes, el hombre continuó sobrepasando todos los límites fuera del horario permitido, tal y como comprobaron los agentes de la Policía Local en fechas posteriores, hasta enero de 2012.

El empresario declaró ese año como imputado y, a pesar de ello, tiempo después volvió a molestar a sus vecinos con la música a todo volumen durante la madrugada, pero el local ahora ya está clausurado.