La recuperación del histórico inmueble sigue siendo una asignatura pendiente. Pese a las promesas políticas durante los últimos veinte años, no ha pasado de los concursos de ideas
07 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Desde que en el 2002 se empezó a debatir la conveniencia de conservarla total o parcialmente, lo único que ha avanzado en la Panificadora es el deterioro. En el Concello no se ha movido ni una sola ficha para avanzar en la reconstrucción y los colectivos ciudadanos vuelven a la carga temerosos de que este símbolo de la arquitectura industrial de Vigo siga el mismo camino que la mayoría de los edificios de estas características
Hace cuatro años, en plena campaña electoral, el alcalde vigués sacó pecho y anunció que no solo salvaría los silos de la piqueta, como estaba previsto, sino todo el edificio a través de una modificación del plan especial del Casco Vello. Las palabras entonces fueron: «El conjunto deberá conservarse por ser patrimonio histórico». No confirmó cuál sería su uso ni si habría algún tipo de compensación para los propietarios, quienes con el gobierno local anterior habían suscrito un convenio que les garantizaba una importante edificabilidad. La adquisición de la parcela supondría para el Concello un desembolso, con el que al parecer no ha existido acuerdo.
En los últimos cuatro años, el Concello ha guardado un mutismo total y, como mucho, al ser preguntado alguna vez por el tema, Caballero ha respondido algo similar a: sigue su curso.
Mientras, las campañas y los concursos de ideas tratan de revivir el tema y en el último año se han vuelto a retomar, como en otro momento lo hizo Outro Vigo é Posible. La iniciativa más reciente partió de las agrupaciones Entremos na Panificadora y Tankollectiv. Una de las actividades consistió en la colocación de un panel informativo en las inmediaciones de la fábrica. El cartel reflejaba la estructura del edificio con las zonas más destacadas y los usos que tenían cuando la panificadora estaba a pleno rendimiento.
Al original proyecto anterior se sumó un paseo guiado alrededor del edificio ilustrado por el especialista en arquitectura industrial y miembro del colectivo Entremos na Panificadora, Uxío Reinoso.
Los dos colectivos también llevaron a cabo a principios de año una campaña de recogida de firmas para que el Concello de Vigo retome los trámites urbanísticos. En un informe entregado a la corporación viguesa recordaban que «la indolencia de las administraciones públicas, los fuertes intereses económicos de los propietarios y la falta de sensibilidad (en lo tocante al patrimonio industrial de amplios sectores de la ciudadanía) hicieron que la Panificadora estuviese desde 1980 bajo la sombra de la especulación urbanística, abandonada a su suerte y amenazada de derribo hasta hace bien poco». Lo cierto es que se salvó de la piqueta, pero no de la degradación, como está sucediendo. En caso de que llegase al fin a salvarse, supondría más inversión pública y, por tanto, de todos los vigueses, al tratarse ya de una ruina.
La convocatoria de un concurso internacional de ideas, puesto en marcha por la revista de arquitectura Future, con la colaboración de varias entidades, entre ellas el Concello vigués, se ha sumado a las iniciativas teóricas para la Panificadora.
El objetivo del concurso no era otro que brindar oportunidades a los estudiantes de arquitectura y jóvenes profesionales, aunque sus propuestas no lleguen a hacerse realidad como ha sucedido en numerosas ocasiones. Uno de los usos que el propio alcalde de Vigo sugirió para la Panificadora era como sede de la biblioteca estatal que el Ministerio de Cultura con César Antonio Molina al frente comprometió para la ciudad. Finalmente, ni este inmueble acogió la citada biblioteca, ni tampoco ningún otro, pese a los muchos barajados por el gobierno municipal, al no ofrecer formalmente el Concello de Vigo las dependencias municipales al Gobierno central, entonces de Zapatero.