Es una pena que Vigo no tenga un museo de la industria

Jaime Garrido

VIGO

07 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

En Vigo se derribó mucho y lo que queda es nada. Estaba la fachada tan bonita de las conservas Antonio Alonso, en Serafín Avendaño, con un estilo modernista muy interesante de Jenaro de la Fuente Domínguez. Posteriormente la amplió José Franco, también con estilo modernista, pero con distinta forma. El edificio se derribó totalmente.

Donde hoy están situadas las torres Ifer, en García Barbón, se ubicaba A Barxa Cervezas. La visité antes de su demolición con un arquitecto municipal y el propietario me enseñó unas máquinas extraordinarias de hacer cerveza que, según me informó, iban para chatarra. Es una pena que Vigo no tenga un museo de la industria. Sería impresionante y un modelo de enseñanza sobre cómo empezó la ciudad. Reflejaría sectores como el de la conserva, automoción, cerámica y harinero, entre otros. Un arquitecto, Enrique Urdiales, tenía la intención de hacer un trabajo sobre todo esto, pero al final no fue adelante. Es una lástima porque tendríamos algo.

Entre las torres Ifer y Santiago de Vigo, en García Barbón, estaba la Molinera, una fábrica de harina. Ahora hay un edificio de color oro. Al poco tiempo de cerrar, Antonio Valcarce promovió la Panificadora, levantada en 1917 por Manuel Gómez Román y que entró en servicio siete años después.

La Panificadora se puede salvar. Lo que está en mal estado se restaura perfectamente. Aguanta lo que le echen porque es de hormigón. Lo malo es que entren para deshacer, pero todo es cuestión de reponer.

Entre lo poco que queda en la ciudad está la Metalúrgica, en García Barbón. Comprado por la Seguridad Social para unificar las oficinas, está parado. Casi al lado, los bomberos, en el que una asociación de propietarios tenía previsto levantar dos torres.

Aún se mantiene la fábrica de conservas Albo, en la calle Paz, pegada a la ampliación de Peritos. Una auténtica maravilla construida por Jenaro de la Fuente Álvarez. Y más adelante, frente a Barreras, entre Tomás Alonso y Beiramar, la fábrica de conservas J. Ribas e Hijos mantiene parte de la fachada. Después, están los efectos navales Ferrer y Cía, entre Pablo Morillo y Luis Taboada. En general, los edificios de los astilleros no tienen un especial valor, salvo algún caso. Igual que otras industrias menores de talleres y exposiciones de trabajos artesanales, así como de navieras situadas muchas de ellas de Coia a Bouzas.