Caballero respalda a los escindidos de la Federación Vecinal

Juan Manuel Fuentes Galán
JUANMA FUENTES VIGO / LA VOZ

VIGO

El alcalde acude hoy a un «xantar de confraternidade» de seis entidades, cinco de las cuales abandonaron Eduardo Chao

18 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que era un secreto a voces es ya algo oficial. El alcalde vigués, y por tanto el conjunto del gobierno municipal socialista de Vigo, tienen vetada a la Federación Vecinal desde hace varios años y se da por supuesto que han alentado un proceso de escisión en su seno. Ahora, una vez que cinco asociaciones se han marchado a lo largo de los últimos meses más una de nueva creación, la de Novo Vigo de Navia, que nunca llegó a estar en la Federación (las otras son las de Valladares, Beade, Fonte do Galo, A Miñoca y San Gregorio), Caballero ha decidido escenificar su respaldo a este colectivo de manera evidente. Para ello acudirá hoy a la comida que se celebrará en el centro social de Valladares, un acto que pretenden mayoritario y que llevan varias semanas preparando, presumiblemente con apoyo municipal para dar a conocer su salida.

De esta forma queda claro que no era casualidad que el alcalde y su concejal de Participación Ciudadana, el socialista Santos Héctor Rodríguez, se reunieran con frecuencia con asociaciones por separado, muchas veces estas cinco, mientras una vez tras otra rechazaba reunirse con la Federación. Siempre que se le ha preguntado por este asunto Caballero calla o da respuestas vagas, pero en el seno del movimiento ciudadano y en la esfera municipal y política resultado obvio que la marginación tiene un motivo concreto, eliminar un foco crítico con su gestión, y un objetivo, debilitar la Federación al máximo y si es posible borrarla del mapa.

Este es su objetivo actual una vez que la opción que encabeza María Pérez logró ser reelegida en las elecciones que tuvieron lugar el pasado mes de junio. Hasta entonces se especuló con la posibilidad de que se presentara una alternativa que contara con el visto bueno de la Alcaldía, algo que no se produjo. No está claro si se optó por dar la batalla de manera más sutil o es que las cifras no daban parta desbancarla por vía electoral. Lo cierto es que la lista de Pérez fue la única presentada y, con un porcentaje elevado de abstenciones y ausencias salió adelante.

La posibilidad de lograr el desistimiento de una directiva no afín tampoco era una opción desconocida en el movimiento vecinal en Vigo. Ocurrió en el 2010, cuando la Federación Vecinal estaba a cargo de Elena González y su equipo que, como ocurre ahora, chocó también con Caballero y por motivos idénticos: censurar algunas de sus actuaciones, algo que el regidor no soporta. Tras ello se produjo un veto y también la sonada expulsión de la Federación del local de la calle Ecuador, propiedad del Concello, que ocupaba desde una década antes. A partir de ese momento se artículó una opción frente a González, a quien se consideraba próxima al PP, que estaría integrado principalmente por personas consideradas cercanas al BNG y al PSOE. De esta forma en las elecciones de ese año concurrió solo la lista de María Pérez con este aval, pero el recambio solo sirvió para mantener relaciones normales con Caballero durantes los primeros meses. A partir de los primeros desencuentros, la situación volvió a ser la misma.

El reto que tiene ahora mismo la Federación es consolidar su estructura tras su grave crisis del año 2013, en la que sus dirigentes ven la larga mano del alcalde. Sea por impericia de sus responsables o porque cayeron en una encerrona, lo cierto es que contaban con una subvención municipal para empleo del Concello que después se quedó en nada o casi. Sin embargo, habían contratado personal y monitores como si fueran a recibir las ayudas económicas del Concello. Al no llegar, fueron incapaces de pagar los salarios y se montó un escándalo.

A lo largo del año, la directiva vecinal capeó como pudo el temporal y no fue hasta el pasado mes de diciembre cuando saldaron las últimas deudas. Por tanto, vuelven a estar en la normalidad económica, pero saben que no cuentan con apoyo alguno en el gobierno municipal aunque, por ahora, disponen de la subvención anual de 70.000 euros con la que mantienen abierta la sede (de propiedad municipal) de la Praza da Princesa y abonan sus gastos corrientes. De cerrarse este grifo, la Federación desaparecería de inmediato, aunque Caballero no se ha atrevido a dar este paso o piensa que no le conviene por el momento.

Por el contrario, la salida de un reguero de asociaciones, el debilitamiento de la Federación negociando solo con las asociaciones por separado ha sido la tónica de los últimos tiempos. Ahora, con seis de ellas fuera, empieza el proceso de consolidación de lo que podría ser una futura Federación rival o simplemente una forma de limitar su relevancia. Por su parte, la directiva de Pérez intenta mantener su actividad y las relaciones con la Xunta y la Diputación, con las que mantiene buenas relaciones, y también con el BNG y otros partidos como Anova o EU al igual que su presencia en los conflictos que se producen en la ciudad, caso del barco de la rotonda de Coia, proyecto que rechazan. También están en la asamblea de movimientos sociales de manera activa para tener un papel en la actividad local.

Por su parte, cabe imaginar que los críticos habrán cuidado su presentación pública en la comida de hoy, en la que intentarán reunir a cientos de personas. Ocurra o no, el escenario de un movimiento ciudadano dividido es Vigo es hoy una realidad provocada por su relación con un gobierno en minoría que no quiere que le critiquen. Lo que ocurra en el futuro dependerá mucho del resultado electoral de mayo y de quien o quienes gobiernen el Concello a partir de entonces.

La comida será en el auditorio del Centro Veciñal e Cultural de Valladares. El menu de 20 euros incluye tosta de roquefort a la sidra, tortilla, mejillones de la ría en vinagreta suave, empanada de bonito y ternera asada.