La autopista del mar arranca en Vigo con la meta de consolidarse sin ayudas públicas

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

El L?Audace estaba ayer preparado en el muelle de Bouzas para emprender hoy la marcha.
El L?Audace estaba ayer preparado en el muelle de Bouzas para emprender hoy la marcha. xoán Carlos Gil< / span>

La ministra de Fomento acude hoy a la salida de uno de los barcos de Suardíaz

19 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las conclusiones extraídas del fracaso de la autopista del mar entre Gijón y Nantes presiden el arranque de la conexión marítima entre Vigo y Saint Nazaire. Aunque esta denominación no será efectiva hasta que se aprueben las ayudas estatales por parte de la Unión Europea, ya hoy partirán con destino a Francia los dos buques asignados por la naviera Suardíaz, La Surprise y L?Audance. La ministra de Fomento, Ana Pastor, asistirá a la partida de la segunda embarcación para oficializar la materialización de un servicio que comenzó a planearse hace casi una década.

La autopista Gijón-Nantes fue operada por la naviera LD Lines desde el 2010 hasta el pasado año, momento en el que fue suspendido el servicio de rotaciones, alegando falta de rentabilidad. Esta situación coincide con el fin de las aportaciones de dinero público. Aunque hay otras conclusiones, como favorecer las ayudas a las empresas de transporte que elijan la vía de comunión marítima, el objetivo de la autopista del mar viguesa se sitúa en consolidar clientes más allá de las subvenciones públicas que recibirá durante un período inicial.

El objetivo principal de la autopista del mar es descongestionar las carreteras entre España y Francia y reducir las emisiones de gases tóxicos a la atmósfera. Por su parte, las empresas de transporte por carretera mejoran sus tiempos de entrega, reducen los riesgos de accidentes y mejoran las condiciones laborales de sus conductores.

Programa Marco Polo

Para garantizar este servicio, la naviera Suardíaz cuenta con el apoyo de la Unión Europea, a través del programa Marco Polo, que tiene por objetivo desviar las mercancías del transporte por carretera a otros modos más compatibles con el medio ambiente. Asimismo, las administraciones de España y Francia respaldan esta iniciativa, y preparan los trámites de solicitud de ayudas estatales ante la Comisión Europea, que junto a la cofinanciación del programa Marco Polo, permitirán clasificar ya oficialmente esta línea como autopista del mar.

Con las aportaciones de todas las partes y el riesgo empresarial asumido por la naviera, Vigo y Nantes dispondrán de una infraestructura logística de primer nivel europeo, al tiempo que supondrá una gran oportunidad para la industria del noroeste de España, norte de Portugal y noroeste de Francia al contar con un servicio logístico de alta frecuencia.

La Surprise y L?Audance tienen capacidad, cada uno de ellos, para transportar 95 semirremolques, permitiendo tres rotaciones semanales. Los horarios de estancia de los buques en puerto se han ampliado para facilitar la labor de los transportistas. En Vigo, de 8.00 a 18.00 horas, lunes y miércoles, y de las 8.00 horas del viernes hasta las 14.00 horas del sábado en la escala de fin de semana. En Saint Nazaire, los buques permanecerán de 6.00 a 22.00 horas, los lunes y los viernes, y de las 6.00 horas del viernes hasta 14.00 horas del sábado en la escala de fin de semana.

En la autopista del mar Vigo-Nantes no estará permitido el viaje de turistas ni de los conductores de los camiones que lleven los barcos.

Suardíaz, la naviera que tiene los derechos de explotación, es también la adjudicataria del tráfico marítimo de Gefco para Citroën, lo que supone, para empezar, tener una carga mínima asegurada. Suardíaz Atlántica, la sociedad encargada de explotar la autopista del mar, está integrada por cinco miembros: los propios puertos de Vigo y Saint Nazaire, así como los de Algeciras, Le Havre, y la naviera, que dispone del 99 % de las acciones.

En los primeros cuatro años, la empresa Suardíaz contaría con ayudas por un importe de 33 millones, aportados en su mayoría por los gobiernos de los países implicados, Francia y España, mientras que una cantidad mínima sería aportada por Bruselas a través del programa Marco Polo II.