Solo hay que empujar

VIGO

22 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Como si el Cristo que supuestamente murió en la cruz no fuese el mismo que los vigueses acompañan en masa durante la procesión del Cristo de la Victoria, los habitantes de esta ciudad dan la espalda a sus procesiones y dejan solo a su Jesús en la peor semana de sus 33 años de vida (o eso dicen las sagradas escrituras, que vete tú a saber). Mientras, el vigués medio se marcha de turisteo por el mapa de España, y los hay que no se pierden una, ya sea en Zamora o en Málaga y se maravillan del espectáculo del sufrimiento. Y los que organizan las de aquí, sudan la gota gorda para juntar a un puñado de fieles capaces, ya no de arrimar el hombro, puesto que los pasos de las procesiones viguesas hace años que llevan ruedas precisamente porque no había quien cargara con ellas y decidieron «modernizarlas». Pues ni con esas logra la comisión coordinadora de la Semana Santa seducir a un grupete de creyentes que por unas horas colaboren con las labores propias de su comunidad religiosa. Quizás es un problema de comunicación el contar con tan poca colaboración en una urbe a cuya ciudadanía se le hincha el pecho de orgullo cada año con la Festa da Reconquista protagonizada por aquellos vigueses de antaño, fieles, leales y valerosos que hoy no son quién de empujar un carrito con ruedas. Pero, a ver, ¿dónde están los cristianos locales? De esos 200.000 que dan vueltas con los cirios el primer domingo de agosto, ¿no habrá un puñado que porte los pasos de la Hermandad de la Pasión y Cristo de la Amargura, que haciendo honor a este nombre están con ese estado de ánimo, por Dios bendito?