El conocido músico, productor y promotor de conciertos falleció en Vigo, su ciudad de adopción durante décadas, a los 66 años
29 dic 2016 . Actualizado a las 08:31 h.La muerte sorprendió a Bibiano Morón la noche del martes. No se encontraba bien, se acostó y se despidió con lo que parecía un hasta mañana, pero resultó un adiós que dejó helado a sus seres queridos. Ayer, su familia y los muchos amigos y compañeros de profesión que le trataron a lo largo de una vida más intensa que larga, se citaban sorprendidos en el tanatorio para recordar mil anécdotas asociadas a un hombre cuyo ímpetu y don de gentes no dejaba indiferente a nadie.
Músico, promotor de conciertos y productor, Bibiano Adonis Morón Jiménez (Santiago de Compostela, 1950) falleció en Vigo, su ciudad de adopción durante décadas. Acababa de cumplir 66 años el pasado día 21.
El promotor fue en su día un empresario arriesgado que se atrevió a traer en 1990 a Madonna a cantar a Vigo cuando nadie se creía algo así. Para los de su quinta, Bibiano era uno de esos cantautores melenudos de la época que reivindicaban la música popular gallega con menos gaitas y con más contenido político de izquierdas. Para los de mediana edad, Bibiano Morón era el responsable de haber metido a Vigo sin complejos en los circuitos internacionales del espectáculo musical. Comenzó con Madonna y siguió hasta que le dejaron, acercando a la ciudad a estrellas como Caetano Veloso, Gal Costa, Carlinhos Brown, Bebo Valdés, Eliane Elías, Chico César, Juanes, Compay Segundo, Rubén Blades y un largo etcétera, inventando el mejor festival que tuvo nunca la ciudad: Para Vigo Me Voy, cuya desaparición ha sido paralela al retroceso de la oferta y la calidad de los espectáculos que hicieron brillar a la urbe en tiempos de bonanza.
En sus primeros años en Vigo trabajó en empresas auxiliares de la construcción naval y participó en la fundación de las Xuventudes Comunistas. Destacado activista sindical durante esa época en CC. OO., fue amigo de poetas como Celso Emilio Ferreiro y de músicos como Benedicto, haciendo actuaciones conjuntas y participando cada uno en las grabaciones del otro.
Portavoz cultural
Pero antes de promocionar música ajena y convertirlo en su profesión, Bibiano fue protagonista de su propia historia como cantautor y unos de los portavoces del movimiento cultural y musical Voces Ceibes a finales de la dictadura franquista. Hace unos años confesaba en una entrevista en La Voz que como oyente ya no le emocionaba apenas nada y de sí mismo, aún menos: «Estoy de la música y de Bibiano hasta el gorro. Me cansa ese Bibiano cantautor que me recuerda todo el mundo», decía. En cambio, el músico, que era un gran aficionado al arte y atesoraba una pequeña colección, adoraba la faceta de promotor. Aseguraba que por él no se retiraría nunca porque se divertía como un niño jugando a poner precio a los artistas y organizar todo el entramado técnico y logístico que se mueve alrededor de las estrellas. Respecto a su pasado apasionado por la política y el sindicalismo declaraba: «No milito en ningún partido, pero todo el mundo sabe de qué pie cojeo».
En su trayectoria también destaca la creación del Aula de Música Moderna y Electrónica en la Escuela de Artes y Oficios de Vigo, donde muchos jóvenes se iniciaron en la grabación de sus primeras maquetas. También se le recordará por su incursión apoteósica en la hostelería como gestor de la discoteca Kremlin, uno de los templos de la movida viguesa, que vivió con la intensidad y la alegría de aquellos años en los que se salía como si no hubiera un mañana. Hasta que amanecía.