Isabel Castro, de 46 años, suma un título gallego más de ciclocrós por delante, entre otras, de su hija
04 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.«La mía no es edad para competir con chicas de 18 como mi hija». La frase la pronuncia la ciclista de Ponteareas Isabel Castro, de 46 años, pero con el convencimiento justo, el de una deportista que sabe que sus propios resultados la desmienten. Cerró el 2016 como campeona gallega de ciclocrós -venció en siete de las diez pruebas- y de la Copa Galicia y ha perdido la cuenta de sus títulos. Todo en una disciplina que comenzó a practicar a los 35 y en cuyo ámbito la conocen como «la abuelita», confiesa. Pero una abuela de lo más temible.
No sabe cuántos títulos lleva, pero sí que el primero llegó con 38. Antes, algunas marchas ciclistas y una carrera en Monteferro que la convenció de probar. «Vi que corrían dos en categoría máster y me dije: ‘Malo será que no haga podio’», comenta entre risas. En las primeras pruebas la doblaban dos y tres veces. No le importaba, le bastaba pasarlo bien. Pero a base de carreras, se fue picando. «Estaba hasta las narices de que me pasaran, quise empezar a ganar y cogí un entrenador». Fue dicho y hecho. «Me vine arriba, me propuse luchar con las más jóvenes», señala.
Un caso único
Cuando se dio cuenta, entre esas jóvenes de las que asegura contagiarse se encontraba su hija, Desirée Duarte. «Ella empezó queriendo ser como mamá y mírala, ahí está. Somos el único caso de madre e hija compitiendo, aparte de que yo soy la ciclista con mayor edad», recalca. Cuando viven algún mano a mano en carrera las sensaciones son contradictorias. «Me da cosa quedar por delante de ella, sí, pero también me fastidia cuando es Desi la que me supera. Tenemos pique hasta en los entrenamientos».
Pero el momento más emotivo juntas fue en la reciente última prueba del Gallego. «Ella había tenido problemas con las ruedas y luego yo me caí justo antes de llegar. Pensaba: ‘Me la va a hacer’», recuerda. Pero al final acordaron entrar en meta a la vez, de la mano. «Fue un momentazo inolvidable para las dos».
Preguntada por el secreto para poder estar al nivel de deportistas a las que saca tantos años, no se lo piensa: «Entrenar, ni más ni menos. Y mucha cabeza para olvidarte de lo que hay detrás y darle para adelante». Esa fue su receta para regresar tras dos operaciones de espalda. «Después de la primera volví demasiado rápido, no descansé suficiente y tuve que volver a pasar por quirófano. Fue realmente duro», rememora. Hasta tal punto que se planteó dejarlo. «Pero en cuanto te vuelves a encontrar bien, lo que te pide el cuerpo es seguir. Lo que no contaba es tener tan buenos resultados después de todos esos problemas y dolores».
Sin categoría máster
Más allá de las lesiones, hay otro obstáculo que lleva tiempo persiguiendo a Isabel: la inexistencia de la categoría máster. «Como tiene que haber un mínimo de cinco ciclistas y no las hay, tienes que competir en élite. No se respeta a las máster», lamenta. Por ese motivo, no la convocaron con la selección gallega para el Campeonato de España de este fin de semana. Irá por su cuenta, como élite, pagándose sus gastos y «a por todas», como siempre. Su objetivo para el 2017 es poder correr un mundial.