«No me gustan los clichés y no me he sentido menos valorada por ser mujer»

Soledad Antón García
soledad antón VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Una de sus aspiraciones es acabar con el aislamiento de las tripulaciones en el mar

15 ene 2017 . Actualizado a las 08:59 h.

Fue la casualidad, una casualidad dolorosa -«dejé la arquitectura de interiores después de cinco años de profesión para estar al lado de mi hermana enferma, que falleció»-, la que propició que Olalla Núñez (Bueu, 1984) cambiara el mundo de la construcción por el de la pesca. Walvisfish, la empresa armadora familiar que con tanto esfuerzo levantaron su padre, José, y su tío Eugenio, facilitaron ese cambio. Hoy Olalla y su prima Isabel comparten responsabilidad en el consejo de administración de la compañía. «Esto es un equipo. Somos una empresa pequeña y es la mejor manera de funcionar», sostiene.

-Joven y mujer en un mundo de hombres. ¿Se ha sentido discriminada alguna vez?

-Nunca. No sé por qué, pero siempre me he metido en cosas aparentemente de hombres, porque en la construcción también somos minoría. No me gustan los clichés y nunca he sentido que me hayan valorado menos por ser mujer. Al final, muchas veces somos nosotros mismos los que nos ponemos trabas.

-¿Qué sabía del mundo de la pesca cuando llegó a convertirse en consejera delegada de Walvisfish?

-Prácticamente nada. Mi padre lleva toda la vida en el mar, empezó de marinero y terminó de capitán de pesca, incluso tuvo un naufragio, pero yo lo único que sabía del sector es que él estaba poco en casa. Es más, por edad, pertenezco a esa generación que opina con cierta ligereza sobre la pesca extractiva.

-¿Se refiere a las acusaciones de depredación que recaen sobre el sector pesquero?

-A esas y a tantas cosas como se dicen del sector sin conocerlo. Al estar dentro se descubre que no es así. Ahora estoy enganchada a este mundo. Me parece muy interesante y sobre todo, siento que tengo el privilegio de ser proactiva para mejorar muchas cosas que sin duda hay que mejorar.

-¿Por ejemplo?

-Para empezar, la imagen, que es algo en lo que viene trabajando con buenos resultados la Cooperativa de Armadores. Tenemos que ser más transparentes, ofrecer más información a la sociedad sobre nuestro trabajo. Estoy convencida de que cuanto mejor se nos conozca más se nos valorará.

-La obligación de descargar todo lo que entra en la red a partir del 2019 va a ser un reto al que usted lleva años buscando soluciones.

-Sí. Uno de mis caballos de batalla desde que entré en la empresa ha sido buscar mercados para las capturas accidentales que no son comerciales. Así fue como empezamos a trabajar con el pepino de mar. Los armadores somos los primeros interesados en dar salida a todo lo que se pesca.

-Y, sin embargo, algunos les trataron de ilusos por trazarse ese objetivo.

-Es cierto, pero a base de prueba-error-prueba-error, fuimos superando las reticencias. El esfuerzo fue mucho, pero ahora el pepino de mar no solo se está vendiendo, fundamentalmente en el mercado asiático, sino que compite en precio con especies como la merluza.

-Lo de dar el primer paso no es nuevo en la familia ¿no?

-Es cierto. Mi padre y mi tío fueron de los primeros en hacer las campañas de marujito cuando ni era rentable ni había entonces un volumen de capturas que se pudiese considerar importante.

-Y ahora ha añadido un nuevo empeño en su gestión, el tratar de hacer más fácil la vida de los tripulantes a bordo.

-Los barcos son una especie de burbuja. Recuerdo que mi padre me veía crecer entre marea y marea. Es un sufrimiento para el que está embarcado y para el que está en casa. Quiero mejorar eso y compensar el sacrificio que implica la vida en el mar. En la era de las comunicaciones y de Internet, tienen que poder ver a los suyos mientras hablan, y tienen que poder disfrutar de un partido de fútbol, porque el trabajo es muy importante, pero el ocio también lo es.

Su trabajo. Es consejera delegada de la naviera Walvisfish, cargo que comparte con su prima Isabel Núñez.

Los barcos. La empresa tiene dos buques, Nuevo Morriña (Gran Sol) y Costa de Cabo (Malvinas)

«La pesca es sufrimiento. Quiero compensar el sacrificio que implica la vida en el mar»