El suicida reconoce los hechos en una carta y la víctima no recuerda nada todavía
11 feb 2017 . Actualizado a las 20:15 h.Pablo Fernández Martínez, un pensionista de 60 años, apareció ayer ahorcado en su domicilio de Salceda de Caselas (Pontevedra). El hombre intentó supuestamente matar a su mujer dándole un fuerte golpe en la cabeza y estrangulándola después con sus propias manos. Posteriormente escribió una nota de confesión de su puño y letra y manifestaba su voluntad de ser enterrado en su parroquia natal de San Xurxo, en este mismo municipio.
Tras la brutal agresión, Pablo acudió a un galpón cercano a la vivienda situado dentro de la misma finca. Allí se ató las manos con unas bridas, subió por unas escaleras y saltó al vacío con una soga al cuello que había comprado días antes. Ponía fin a su vida pensando que había asesinado a su esposa, que, afortunadamente, sobrevivió. La llamada de la madrina de su hija fue clave para que pudiera ser asistida a tiempo. La vecina llamó por teléfono y se alarmó porque la víctima, de 57 años, apenas balbuceaba. Sobre las once de la mañana acudió al domicilio y se la encontró malherida. Tenía una herida en la cabeza de la que sangraba abundantemente y el cuello completamente amoratado después de que su marido la hubiera intentado asfixiar presuntamente.
Restos de sangre
En el dormitorio donde sucedieron los hechos había numerosos restos de sangre impregnados en sábanas y un edredón. Cuando llegaron los sanitarios, la víctima estaba consciente pero, al parecer, no recordaba nada de lo que había sucedido.
Fue trasladada en ambulancia hasta el Hospital Álvaro Cunqueiro. Fuentes del entorno familiar manifestaron que ingresó en la uvi y confiaban en que pudiera superar este trance. Desde la Delegación del Gobierno se aseguraba ayer que la vida de la mujer no corría peligro. Una vez que se recupere, su testimonio será clave para esclarecer definitivamente los hechos, siempre y cuando logre recordar lo que pasó.
Agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil acudieron al lugar donde se produjo el siniestro. El domicilio se encuentra en el barrio de San Vicente, una zona rural, situada en la parroquia de Soutelo, frente al centro cultural de esta localidad. La noticia del suceso causó ayer una gran conmoción en todo el municipio. Tanto la víctima como Pablo son personas muy conocidas en la zona. «La pareja perfecta», comentaba ayer una de las personas de su entorno.
Nadie se explica cómo el hombre pudo haber intentado acabar con la vida de su mujer. No existen en la pareja antecedentes de violencia de género ni ninguna denuncia previa. El matrimonio hacía una vida muy tranquila. Convivían con dos hijos en el domicilio familiar, que en el momento de los hechos no estaban en la casa. Pablo estaba enfermo. Trabajó en canteras y padeció silicosis. Hace años le extirparon el estómago y hacía una vida muy poco activa. No salía de casa con mal tiempo, aunque era asiduo de una partida de cartas en una cafetería de San Xurxo. Algunas personas que lo trataron en vida reconocían ayer que el hombre «era un poco raro», pero nada habían apreciado en su conducta que pudiera hacerles sospechar que iba a desplegar un comportamiento violento.
Los hijos del fallecido y la víctima han pedido intimidad en estos momentos tan difíciles para la familia.