La Carpintería reabre tras el cáncer de su chef: «Lo bonito es poder seguir»

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO

XOAN CARLOS GIL

Rafael Pérez supervisará el lunes la nueva etapa de la mano de su familia

24 mar 2024 . Actualizado a las 01:19 h.

Con dolor, el 8 de noviembre los chefs bilbaínos Rafael Pérez y Elena Garmendia se despedían de los clientes de su restaurante La Carpintería. Lo hicieron con un emotivo vídeo en el que los laureados cocineros anunciaban que se veían obligados a cerrar porque Rafael tenía cáncer. Tuvo casi 200.000 visualizaciones. Con un solete Repsol y varios premios, como el de mejor tarta de manzana otorgado en la feria Gastronómika de San Sebastian, el establecimiento volverá a reabrir el lunes en Bouzas después de cuatro meses y medio de cierre. «Lo bonito es poder seguir». Pérez todavía no puede incorporarse a la cocina, pero estará supervisando atentamente que todo funcione tan bien como antes. Su mujer Elena Garmendia se pondrá al frente de los fogones en compañía de su hijo Mikel y en la sala contará con la ayuda de su otro hijo, Gorka. El equipo se ha renovado con un jefe de sala que será Pablo Poza, que trabajó en el Silabario, y con Irene Macció Palamarchur, una madrileña con ancestros italianos y rusos y padres uruguayos y que ha estado trabajando de camarera en el Palacio de la Oliva.

«El pronóstico de Rafa era muy grave: un cáncer en estadio cuatro. Ahora se encuentra mucho mejor tras un tratamiento agresivo en el Hospital Álvaro Cunqueiro», cuenta Elena, que es repostera y dice que todo lo que sabe se lo ha enseñado su marido. El tumor se le detectó en el 2019. Era en principio benigno, pero «de un día para otro se le manifestó en una mano». Como es un cáncer muy raro, en el Cunqueiro le enviaron a la Fundación Jiménez Díaz para un tratamiento experimental. No dio el resultado esperado y volvió al hospital de Vigo, donde le siguieron tratando con quimioterapia. Funcionó. Ahora le ha vuelto a salir el pelo y tiene muchos ánimos. «¡Está tan feliz porque abrimos! Rafa ha recuperado la ilusión por la vida».

Elena Garmendia asegura que en noviembre la situación pintaba tan mal que pensaron en traspasar, pero gracias al apoyo de su familia y de la casera del establecimiento, ubicado en una antigua carpintería, decidieron seguir pagando la renta. La esperanza de volver fue creciendo y se ha materializado en un fin de semana de mucho jaleo por la puesta a punto para volver a abrir. El repartidor de Mahou pide paso. «Hemos comprado se entrada cuatro barriles con 120 litros de cerveza».

La cocinera vasca afincada en Bouzas, tras recorrer toda la Cornisa Cantábrica en grandes hoteles, conoció a su marido en una escuela de cocina de País Vasco hace más de treinta años. Ahora, con 49 y 53 años, se enfrentan el reto de seguir alimentando «con fundamento» a vigueses y visitantes.

En su nueva carta hay platos desde los 6 euros, lo que cuesta el pintxo de cocido gallego ganador del Petisquiño innovador, hasta los 25, que es lo que vale la merluza con kokotxas en salsa verde, un plato típicamente vasco. También han incorporado el arroz de chocos y siguen manteniendo las fabes verdina con cigalitas. «No nos gusta el minimalismo. Somos vascos de buen comer, como los gallegos», dice Garmendia. Les llegan comensales de toda España, por la buena fama que ha ido cogiendo el restaurante en sus diez años de existencia. En esta nueva etapa han optado por reducir la carta y las mesas para prestar una mejor atención a los clientes y compaginar un oficio que les apasiona con la vida familiar. Gorka, que estudia para sumiller en el centro de FP de A Granxa de Ponteareas, dice que a su padre la ha dado «un chute de energía». «La enfermedad nos ha servido para unir más a la familia», apostilla Mikel, el hijo mayor.