El origen de la ría de Vigo contado desde las Cíes

Juan Ramón Vidal Romaní CATEDRÁTICO DE GEOLOGÍA

VIGO

CEDIDA

Fue la última en ser cubierta por las aguas del mar que hace 2.500 años ocupó todo el valle, sumergiendo sus bosques e inundando las dunas situadas alrededor de las islas

08 may 2024 . Actualizado a las 00:51 h.

Vuelve el gran evento anual de divulgación geológica organizado por la Sociedad Geológica de España (SGE) y, en nuestro caso, por el Instituto Universitario de Geología de A Coruña y el club de Espeleología A Trapa. Quienes asistan el 11 de mayo a la excursión islas Cíes-ría de Vigo, descubrirán la estrecha relación entre geología y vida cotidiana en un recorrido que comienza en el centro de visitantes de las Cíes en la isla de Faro.

Para entender la historia geológica de la ría de Vigo durante los últimos 135.000 años, partimos de elementos visibles en las propias islas. Su base rocosa se formó después de la colisión, con subducción, entre las placas de Gondwana y Laurasia hace 550 millones de años, lo que dio lugar a la formación del supercontinente Pangea. Resultado de esa convergencia fue la generación, hace 300 millones de años, de muchos cuerpos de granito que se pueden ver dispersos por toda Galicia. Precisamente, las Illas Atlánticas de Galicia son lo que queda de tres de esos cuerpos graníticos que alcanzaron su aspecto actual después de millones de años de destrucción realizada por fallas y la erosión de los ríos.

La ría de Vigo se debe a la erosión fluvial del río Verdugo/Oitavén, que excavó el valle fluvial ahora inundado por la subida del nivel del mar. Fue una acción iniciada hace 200 millones de años cuando Pangea se rompe definiendo por primera vez la costa atlántica de Galicia. Desde ese momento, el río Verdugo/Oitavén comenzó a excavar su cauce y hace 100 millones de años alcanzó la línea de costa, que estaba situada unos dos kilómetros al oeste de las Cíes.

La siguiente etapa en la historia de la ría de Vigo se inició en el Cenozoico hace 45 millones de años. Una gran falla de más de 200 kilómetros de largo que empieza en Corrubedo (A Coruña) y acaba en Aveiro (Portugal). Fue activada por el giro de la Península durante la apertura del Cantábrico, cortando la litosfera y afectando a las islas de Ons/Onza y Cíes dando el aspecto escarpado de su borde occidental, que algunos atribuyen, erróneamente, a erosión marina. Otro efecto de la falla fue levantar Galicia cortando la parte final de los valles fluviales excavados por los ríos Tambre, Ulla, Lérez y Miño, que desde entonces desembocaron en cascada sobre la plataforma continental, ahora situada a 100-120 metros de profundidad. La reciente subida del nivel del mar incorporó al paisaje submarino del ahora parque nacional esas cascadas que, hace 10.000, lucían como ahora la del Xallas en O Ézaro, aunque la del río Verdugo/Oitavén tenía 80 metros de caída.

Hace 120.000 años comenzó la última fase glacial quedando progresivamente parte del agua del mar retenida en los casquetes polares de la Tierra. En ese momento, con una ría vacía de aguas marinas y la plataforma continental cubierta de arena, el viento, dueño de la costa de Galicia, comenzó a transportar grandes cantidades de arena hacia el continente. Por entonces, las Cíes eran unas elevaciones de más de 300 metros de altura sobre las que el viento fue acumulando arena durante 100.000 años. Mientras las islas de Ons/Onza y Sálvora quedaron cubiertas de arena y las furnas de su costa occidental rellenas de arena, las Cíes, al ser más altas, permitieron el paso del viento y la arena principalmente por el canal entre la isla de Faro y la de San Martiño. Así obtuvieron las Cíes las arenas de sus playas orientales, incluida la de Rodas, hace 30.000 años. Cuando terminó la última glaciación, hace 10.000 años, el nivel del mar comenzó a subir lentamente, a unos 3.5 mm/año.

Poco a poco, el estruendo de la cascada del Verdugo se fue apagando al penetrar el mar entre las Cíes y Monteferro, aunque la ría de Vigo fue la última en ser cubierta por las aguas del mar que hace 2.500 años ocupó todo el valle sumergiendo sus bosques e inundando las dunas situadas alrededor de las Cíes, tan delicadamente que su forma aún se reconoce a 10 metros de profundidad entre las islas de Faro y San Martiño. La llegada de los romanos a Vigo casi coincide con la entrada del mar en la ría que después continuó su ascenso.