
Tomás Currás, a sus quince años, es segundo en el ránking español cadete
29 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.A sus quince años -los 16 le caerán el próximo mes- Tomás Currás es un profesional del tenis. Al menos, de manera oficiosa, porque en su día a día los estudios le ocupan tantas horas como el deporte, aunque es el tenis su auténtica pasión y el ámbito en el que le gustaría forjarse un nombre propio. «Para mí es importantísimo, me llena, tiene una capacidad de sufrimiento inmenso y me encanta. Mi sueño sería llegar a ser número uno del mundo», confiesa.
La primera vez que Tomás cogió una raqueta era un mocoso. «Comenzó a jugar cuando tenía cinco años», recuerda su padre, Javier, «desde entonces ha ido evolucionando y mejorando». Y también coleccionando torneos, concentraciones y títulos que le dibujan un horizonte prometedor en el mundo del tenis. Ahora mismo marcha segundo en el ránking cadete español.
Tenía diez años cuando disputó el Campeonato del Mundo de Croacia, con doce fue semifinalista del Campeonato de España, con catorce fue campeón de España de dobles y ha participado en los torneos más prestigiosos. Un currículo extenso para un chaval que desde que cumplió los doce ha acudido a todas las concentraciones del Centro de Alto Rendimiento de San Cugat, al que solo van los ocho mejores de España.
Pero conseguir codearse con la élite exige esfuerzo y determinación. Desde muy pequeño Tomás, cuya familia es devota del tenis, se acostumbró a entrenar duro, y ahora en su agenda diaria conviven raquetas y libros. En el día a día de Currás, que acaba de fichar por un equipo francés para competir en categorías absolutas, el esfuerzo no es negociable. Entrena cuatro intensas horas a las que debe añadir otras dos para el ida y vuelta desde su casa en Cangas a Nigrán, donde están las pistas. Un esfuerzo ingente para un adolescente que cursa cuarto de ESO y que se está planteando continuar estudiando a distancia, aprovechando que es un deportista de alto rendimiento, ya que no le llegan las horas del día.
Su proyección
Sobre la cancha, Tomás destaca por su buena cabeza a la hora de competir, por ser un jugador rápido y con buenos golpes de derecha y del revés cuyo reto es seguir avanzando técnicamente.
Cuando se habla de la proyección que puede tener por delante, su entrenador, dejando de lado su amor de padre, asegura que «en este momento es buena. Acaba de fichar por un club de Francia para jugar equipos en categorías absolutas y será una gran experiencia para él por su edad». Llevar toda su corta vida compitiendo en torneos por todo el mundo le permiten contar con una amplia experiencia con tan solo 15 años. Si bien recuerda que para seguir creciendo es imprescindible contar con una financiación al mismo nivel, y las ayudas no abundan. Ese es el reto más allá de la cancha para un tenista con un futuro prometedor.