Comienza en Tui la duodécima edición del festival «Música no claustro» que se extenderá hasta el domingo
03 ago 2016 . Actualizado a las 04:00 h.Hasta el domingo, la catedral de Tui se convierte en un escenario singular para acoger el festival Música no claustro. Desde las 21.30 horas, este lugar recibirá las actuaciones de Moisés Quintas Suárez y de Pres de Cambrai.La entrada es libre y gratuita. El festival ofrece actividades hasta el domingo. Samuel Diz es el director artístico del evento tudense.
-¿Qué idea motivó este ciclo?
-Es un festival donde convive la música con el patrimonio y, al mismo tiempo, la inspiración del lugar para facilitar la creación contemporánea.
-¿Cuáles son sus contenidos?
-Están los conciertos pero también hay conferencias y residencias artísticas. El festival comenzó pensado desde el punto de vista musical pero ahora se le ha ido añadiendo toda esa nueva parte de conocimiento y disfrute del lugar.
-¿A qué está dedicado este año?
-El leit motiv de esta edición es la palabra fortaleza. Queremos poner el foco de atención en el desarrollo arquitectónico de la catedral, que se caracteriza por su aspecto de castillo. Esto queremos ponerlo en diálogo con la cochinilla, el insecto del que durante siglos se extrajo el carmín característico en muchas iglesias.
-¿Con que empieza el evento?
-Empezamos con Pres de Cambrai y su aproximación a Martín Códax. Es una manera de situarnos en los comienzos de la catedral. Antes, realizaremos un homenaje a Moisés Quintas Suárez por su estudio del patrimonio musical gallego. Realizará, en compañía de otro músico, un concierto de pito gallego y pandeira.
-¿Cuáles son los contenidos de las residencias?
-Hemos queridos establecer un diálogo entre la tradición y la creación contemporánea. En el primer plano está Xaneco, un luthier de instrumentos populares, que contruirá una pandeira. En la parte más contemporánea está Verónica Moar, ceramista que aplica un tratamiento contemporáneo a sus piezas.
-¿Tocó techo en cuanto a formato?
-Cada año buscamos la mejor forma de mantenerlo. Todos los años realizamos una encuesta entre el público para conocer sus opiniones, aunque sin caer en una comercialización de los contenidos. Buscamos un diálogo entre las actividades más populares y otras menos conocidas para que el festival sirva como motor de conocimiento. Por cuestiones económicas el año pasado tuvimos que reducir la duración a tres días, pero este año hemos tenido la fortuna de regresar a los cinco días. Con cada edición nos marcamos un pequeño reto que mantenga vivo los contenidos.
-¿Se portan bien las administraciones?
-En la vida siempre se quiere más pero nos sentimos respaldados. Este año también hemos recibido una ayuda estatal procedente de la Sociedad de Artistas, Interpretes y Ejecutantes. También hay una serie de empresas privadas que nos apoyan.
-¿Qué fue lo que más trabajo costo traer?
-El claustro es un escenario que cualquier artista recibe como un regalo, por ello es fácil la gestión con los artistas participantes. Nos ocupa mucho que todo el programa tenga coherencia; la catedral es el espacio que nos acoge pero, al mismo tiempo, es el artista principal del cartel. En este caso hemos establecido ese diálogo entre algo tan grande como la estructura arquitectónica de la catedral con algo tan minúsculo como la cochinilla, un insecto que transformó la sociedad ya que, después del oro y la plata, era la tercera riqueza en Nueva España.