Más allá del abrigo de visón

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

María y Mónica, hijas de los fundadores de Makari, actualizan la firma familiar manteniendo clásicos pero añadiendo propuestas contemporáneas que sorprenden a un público ajeno al versátil mundo de las pieles

09 oct 2021 . Actualizado a las 01:00 h.

Hace algo más de medio siglo las cosas eran muy distintas. Tanto, que visto hoy parece impensable que en vez de hacer vídeos para subir a Tik Tok como tantos ahora, dos jóvenes de 24 y 20 años decidieran poner en marcha una empresa de peletería. Aún encima, sin tener ni idea, como reconocen sus hijas. Pero obviamente, a esa edad tenían todo el tiempo de mundo para aprender. Y eso hicieron Manuel Indalecio García Luaces, y María del Carmen Álvarez Rivas cuando crearon Makari.

La tienda la abrieron en septiembre del 66, «justo cuando nació nuestro hermano mayor. Mis padres vieron que había un hueco para ese mercado en Vigo, buscaron local y se fueron a hacer un curso de peletería a Barcelona, estando mi madre embarazada de ocho meses», cuenta María García. Al volver inauguraron su primera tienda en las galerías Durán, donde estuvieron durante 20 años, y de allí se mudaron a la calle del Príncipe, donde permanecieron algo más de 30», añade. Ella y su hermana Mónica se ocupan de mantener el prestigio de la firma, con la mejor calidad en pieles y la perfección siempre por delante, pero viviendo el presente. Makari ya no está en esa arteria que conduce un torrente de compras, pero no se ha ido muy lejos. A unos 300 metros más arriba dejando a la derecha el Museo Marco se encuentra su nuevo y único local tras desprenderse también del que tenían en Gran Vía bajo el nombre de Mink para concentrar su oferta en un espacio muy amplio que da cabida a las propuestas que demanda un mercado mucho más ecléctico.

A pesar de reubicarse en la ciudad en plena pandemia, mal momento tanto para la obra de reforma que ya estaba en marcha como para las ventas, las hermanas siguen trabajando «a pico y pala» como sus padres hicieron durante años.

El relevo llegó algo forzado, cuando un infarto a los 60 años llevó a su padre a tomar la decisión de parar el carro a no ser que alguien de la familia se hiciese con las riendas. Mónica había estudiado Derecho y preparaba oposiciones al cuerpo diplomático cuando agarró el timón hace dos décadas. María, que se formó en Empresariales y llevaba una vida frenética en Madrid trabajando en banca, dejó atrás ocho años de estrés continuo para continuar con el legado a cuatro manos.

Makari comenzó en Vigo como un pequeño negocio, pero llegó a tener siete tiendas en Galicia y un taller textil en Vigo con 70 trabajadores. La compra de pieles «siempre en origen y de granjas», subrayan, y la confección propia de las prendas de piel, llevó al matrimonio vigués a acercar sus creaciones a todo el país. «Fueron socios fundadores de Iberpiel, la feria creada por la asociación del gremio. Y así empezaron a vender por todas las peleterías de España y después en tiendas multimarca», cuenta Mónica.

Con el relevo llegó también la internacionalización y la presencia en certámenes profesionales internacionales para estar a la última en tendencias. «Hay quien tiene la idea preconcebida y equivocada de que una peletería huele a rancio y recuerda a abrigo de abuela», señala María. Nada más lejos en este caso, en una tienda diáfana en la que conviven bolsos, mantas, abrigos de cordero, chaquetones de lomos de zorro con chaquetas de visón de estética deportiva que podría lucir cualquier joven rapero previo pago de 4.000 euros, plumíferos de marca cuya etiqueta certifica que cuesta menos que muchos de los que despachan en conocidos grandes almacenes o cazadoras de cuero más baratas, con mejor piel y mejor confeccionadas que las de reconocidos imperios del textil o firmas que poco saben de un sector en el que Makari lleva 55 años de ventaja.

Cuando las hijas de Manuel y María del Carmen aterrizaron en el gremio se pusieron las pilas para que «calidad y estética» siguieran siendo su mantra. Desde hacer cursos en la casa de subasta de pieles más importante del mundo, en Helsinki, a ampliar el mercado que siempre tuvieron presente en cuanto a tendencias en materiales y diseño, yendo a ferias desde París a Canadá, peleándose un hueco en mercados como el portugués o el ruso y ofreciendo pluses como los arreglos de piezas con segundas y terceras vidas. Las hermanas García Álvarez viven la transformación de la peletería en la que su madre fue pionera. «La incorporación laboral de la mujer cambió por completo el concepto de la prenda de piel como un lujo solo para eventos a ser pieza ponibles y compatibles con el trajín del día a día», resume.

Desde 1966

Dónde está

Ronda de Don Bosco, 52 Vigo