
Una tregua entre la Federación Galega de Atletismo y el Concello de Vigo permitió que las pistas de Balaídos se reabrieran en la tarde de ayer después de estar cerradas durante el fin de semana, lo que provocó el éxodo a las pistas de Moaña del grupo de Virgilio Fernández Barbeitos e incluso más de un salto de muro de algún atleta para poder acceder al tartán del propio recinto vigués.
En un clima de guerra civil entre el atletismo vigués, en donde se reparten culpas, los dos polos del conflicto buscaron ayer un punto de encuentro. Esta mañana no se firmará el convenio porque los servicios jurídicos de la Federación Galega no han tenido el tiempo necesario para analizarlo -no les fue enviado en un primer momento- y además pretenden introducir un documento con una serie de matizaciones, pero al mismo tiempo se ha convocado una reunión en donde estará el edil resposable de Deportes del Concello de Vigo, Isidoro Hornillos como presidente de la FGA y una representación señalada del atletismo local, tanto de la delegación viguesa como de los propios clubes.
De entrada, la federación ya tiene un dictamen jurídico en donde se apunta que la delegación de atletismo carece de personalidad jurídica para poder firmar el convenio, que era la pretensión del alcalde de Vigo, reacio a sentarse con alguien ajeno al atletismo vigués. De hecho, desde el Concello se organizaron un par de encuentros con los prebostes locales en donde se obvió a la federación gallega, que hasta la fecha ha sido la encargada del mantenimiento y la gestión de la instalación.
Amenaza cumplida
La tregua llega después de que la FGA cumpliera con su amenaza. Cerró el recinto deportivo el 31 de mayo seis meses después de acceder a una moratoria para plasmar en un convenio la gestión y el mantenimiento de las pistas. Durante este tiempo la entidad ha estado pagando el sueldo del encargado y demás gastos sin que el Concello diese un paso al frente para solucionar el conflicto.
Como consecuencia de la decisión, el recinto permaneció cerrado durante todo el fin de semana con el consiguiente trastorno para atletas y ciudadanos que utilizan la instalación. En esta situación más de uno optó por saltar el muro para entrenar en el tartán y otros prefirieron un éxodo a las pistas más cercanas. Fue el caso de Virgilio González Barbeitos, entrenador en su día de Pérez Rubalcaba y que dirige a algunos de los medallistas clásicos en los campeonatos de España, que optó por marcharse a las pistas de Moaña, de acceso libre. Además, allí incluso están dispuestos a dejarle el material que tienen bajo llave para que puedan entrenar en las mejores condiciones posibles.
En medio del conflicto emerge además la Liga de clubes. El Celta se juega el ascenso a División de Honor tanto en hombres como en mujeres el próximo sábado y algún grupo concreto podría renunciar a competir, lo que mermaría el potencial del conjunto vigués.
Con este panorama, la reunión de esta mañana en el Concello se considera una primera aproximación, de ahí que ayer la Federación Galega accediese a abrir la instalación en horario de tarde.
Y en medio de tanta polémica y debate sobre el manido convenio, el recinto deportivo sigue mostrando un deplorable aspecto con carencias por doquier, en la pista y especialmente en su interior.