¿QUÉ ESTOY DICIENDO MAL? Os preguntaréis muchos. Mal, mal, nada. Pero para ser políticamente correctos si estás en Estados Unidos mejor evita el Merry Christmas para no ofender a nadie a causa de su fe religiosa.
19 dic 2015 . Actualizado a las 11:27 h.Decir «Feliz Navidad» en Galicia es normal, sano, educado y correcto. Pero en Estados Unidos, no. Felicitar la Navidad se ha convertido en una de las claves de la incorrección política. Allí lo que hay que decir si se quiere ser cortés y políticamente correcto es «Felices fiestas». Pero no solo eso, también hay que decir «vacaciones de invierno» por el asueto decembrino o «abeto de las fiestas» por el árbol que se decora en esas fechas. Y esa es otra, la decoración. Porque no son solo las palabras, tanta o más importancia tiene ya la decoración navideña. O, perdón, «festiva».
Este año las cosas han llegado a un extremo que permite entender bien lo que significa todo eso en Norteamérica. Starbucks presentó a principios del mes de noviembre su vaso de las fiestas. Hasta ahora, el vaso especial que Starbucks usaba en Estados Unidos durante la Navidad y un mes y medio antes y otro mes y medio después, tenía la decoración que en este país se considera correcta: cristales de nieve y los colores rojo, verde y blanco. Pero este año el minimalismo de Starbucks ha llegado al extremo y su vaso de la Navidad, o las fiestas, de 2015 solo es rojo, sin dibujos, y con un borde verde y blanco.
El origen de todo este follón está en que la Navidad es una fiesta cristiana. Desde hace unos años en Estados Unidos existe un cuidado especial para no ofender a nadie a causa de su fe religiosa. Y como a priori no sabes si alguien es cristiano o no, pues decirle «Feliz Navidad» podría considerarse ofensivo. Así que a partir de ahí se acabó el «Merry Christmas» (Feliz Navidad) y llegó el «Happy Holidays» (Felices fiestas) que además y como la celebración judía de Janucá suele preceder por muy poco a la Navidad cristiana sirve para las dos. Es fácil imaginar cómo son las cosas y especialmente entre los políticos. Incluso un hombre que se refería continuamente a su fe cristiana como George Bush comenzó en el 2005 a enviar las tarjetas de Navidad de la Casa Blanca con el lema «Happy Holidays» para monumental enfado de muchos de los predicadores evangelistas radicales que le habían facilitado la llegada a la presidencia del país.
Y si eso es así con las palabras, mucho más con las imágenes. Por supuesto nada de belenes, ni de estrellas, ni nada que recuerde al cristianismo que, si hablamos de Navidad, es todo. Así que los estadounidenses que son muy prácticos han convertido al frío en el símbolo de esas fiestas: los cristales de nieve sí son aceptables, los caramelos en forma de bastón que decoran el abeto o incluso las bolas de cristal de este también. Y muy poco más. Por eso se ha llegado al extremo del vaso rojo de Starbucks de este año.
Pero podría ser que los norteamericanos se estén pasando de corrección porque una reciente encuesta decía que nueve de cada diez de ellos celebra la Navidad. Durante unos años, dos cadenas de tiendas de ropa que pertenecen a la misma compañía, Gap y Old Navy, felicitaron «las fiestas» a sus clientes. El pasado año su departamento de márketing anunció que volvían a la tradicional felicitación de «Navidad». ¿Algo está cambiando? Es difícil saberlo porque eso convive con que en las redes sociales se ha empezado a imponer un cambio más, esta vez en el «amigo invisible» estadounidense que allí, hasta ahora, era el «Secret Santa» (Santa Claus secreto) y que ahora comienza a ser «Secret snowman» (hombre de nieve secreto). Un cambio este que podría llevar a acusaciones de machismo, por lo de «hombre».