Es una de las figuras clave de la electrónica de las dos últimas décadas y lo sabe. «Para mí es una gran responsabilidad que me siga tanta gente», confiesa Richie Hawtin, uno de los mejores disyoqueis de tecno. «Llevo 20 años desafiándome y viendo cómo la escena crece a mi alrededor -continúa-. Siento como si mi carrera, la gente que la sigue y las posibilidades de mi música creciesen conjuntamente».
-Se tacha a la electrónica de ser algo vacío, que no va más allá del hedonismo. Usted defiende lo contrario.
-Sí, la escena electrónica genera en la gente en el mundo entero una cantidad increíble de emociones. Al igual que el hedonismo, la evasión permite a la gente saber más sobre sí misma, empujarse, mirar dentro de uno y, quizás, tomar medidas a un mejor futuro. Como otros géneros, la música es la llave a una puerta que conduce a sitios diferentes a la gente. ¡Unos están perdidos, otros tienen epifanías y vuelven listos de cambiar el mundo!
-Con el cambio de siglo llegó cierto pesimismo sobre las posibilidades de la música electrónica. ¿Sigue siendo el futuro?
-Es un punto de partida. Creo en la idea de que la música tiene un futuro más brillante con la tecnología. Esto siempre fue parte de mi mensaje y creo que está en el corazón de lo que siento y lo que represento con mi trabajo. Pienso que mirar hacia el futuro de un modo positivo es algo que todo el mundo puede entender.
-Con Plastikman editó una obra maestra oscura e imperecedera, «Closer». ¿Qué pretendía?
-Muchas gracias por lo que dices, porque Closer es un disco muy especial para mí. Con él profundicé en mi conexión con la industria y cómo esta había creado y destruido mi relación con mucha gente. Partí de un futuro triste y viajé al pasado buscando el optimismo que pensé que había perdido.
-La organización del Sónar dice que llega con un gran «show».
-Interactúo con el artista Ali Demirel para crear una conexión sincopada entre la música y el sonido. Queremos inspirar a la audiencia y transportarla a un nuevo nivel.