La situación de la red ferroviaria convencional, en lo que se refiere a la comunicación de la capital con ciudades como Vigo o Santiago, no ha mejorado significativamente en las últimas décadas. Tanto es así que realizar el itinerario entre las urbes citadas y Ourense lleva el mismo tiempo hoy que hace veinte años. Si en la década de los ochenta el viaje suponía cerca de dos horas -según la modalidad de tren que se eligiese y el número de paradas que hacía-, en la actualidad los cronos siguen siendo casi idénticos.
La situación se perpetúa a lo largo del tiempo más por las condiciones del trazado que por el material que Renfe ha ido incorporando en los últimos años. Tanto es así que las prestaciones de los convoyes, pese a que han mejorado ligeramente, apenas pueden ser aprovechadas precisamente porque el tendido ferroviario se mantiene hoy idéntico a cuando se inauguró.
La conexión de Ourense con la capital de Galicia se produce a través de un tendido ferroviario que data del año 1958 y consta de 129,7 kilómetros, según los datos que contrasta una publicación editada por el Eixo Atlántico sobre la situación en la que está el ferrocarril en Galicia y el Norte de Portugal. Esta publicación detalla que «sobre esta infraestructura se desarrollan diariamente seis servicios por sentido» y que el mejor tiempo lo consigue el Talgo Pendular, capaz de enlazar las dos ciudades «en una hora y 27 minutos, lo que supone una velocidad media de 89 kilómetros a la hora».
Combinaciones
Sin embargo, a este respecto caben dos variables. En primer lugar, consigue ese tiempo porque el número de paradas que realiza es menor que otros trenes como los regionales y en segundo lugar el coste del billete también es superior a otros convoyes. Por lo tanto, la mayor parte de los trenes realizan el recorrido en un tiempo que llega a las dos horas, salvo la serie 598 -conocidos como trenes Nexios- que lo hacen en 90 minutos, aunque únicamente hay un tren diario entre Ourense y Santiago.
En el año 1985 no habían cambiado mucho las cosas. Pese al tiempo transcurrido, la sustitución de algunos convoyes y pequeñas reformas en las vías, hacer el itinerario entre las dos ciudades llevaba casi dos horas; es decir, el mismo tiempo que en la actualidad. En aquel momento el Talgo invertía 1 hora y 52 minutos, mientras que el TER -ya retirado de la circulación- lo hacía en una hora y 57 minutos. Los trenes expreso, los automotores o los regionales tampoco eran capaces antes, como ahora, de reducir los tiempos de recorrido.
Estas condiciones las sufren hoy una media de 140.000 viajeros que cada año eligen el tren para ir de Ourense a Santiago.
A Vigo
Tampoco las cosas han mejorado mucho si el viaje se realiza en dirección a Vigo. En el mejor de los casos, los trenes que unen ambas ciudades logran una velocidad media de 68 kilómetros a la hora, siempre teniendo en cuenta el modelo de tren y el número de paradas que hace en las estaciones intermedias, pero es muy difícil que logre rebajar los tiempos por debajo de las dos horas para realizar los 136 kilómetros de recorrido.
Hace veinte años la situación era prácticamente idéntica y un viajero que se subiese en Ourense rumbo a Vigo tenía que contar también con una media de dos horas. En el caso que decidiese utilizar el expreso tendría que pensar que iría dentro del convoy casi dos horas y media, si bien este tren tenía paradas obligatorias en ocho estaciones mientras que el resto se detenían en tres o cuatro terminales.